O las curvas o mi salud
Los índices sobre la covid son de lo mejor que ha dado el progreso, las ciencias y el siglo XXI. Fiables, fidedignos, impecables. ¡Y tan cotidianos! Si yo fuese ministro de Sanidad, les prestaría suma atención, pero como no lo soy y salud mental solo tengo una y es mía, hace tiempo que dejé de prestarles atención.
El lector se dirá: ¡qué bárbaro!, ¡menudo analfabeto!, ¡cuánta irresponsabilidad!
Yo empecé a seguir estos índices con el debido entusiasmo laboral. Ninguna curva me resultaba ajena. Cada mañana, con el café y el pitillo, los índices: un sobresalto, un suspiro, un ay, un ay, ay, ay, un jodidos críos esos del botellón. Incluso llegué a atribuir las curvas –siempre adversas– a mi mala cabeza.
Pasaban los días, las semanas, los meses y solo tenía ojos para los índices, sobre todo el de los contagios por cada cien mil habitantes. Ni miraba los fallecimientos. Y cuando alguna mañana parecían mejorar, un experto, un gran experto, un experto de los buenos se encargaba de advertirme que íbamos mal. ¡Fatal!
–¿Ve este índice? Le parece aceptable, ¿verdad? ¡No descarte que dentro de dos meses se dispare!
A base de no descartar nada, ni siquiera que me salga novia en Luxemburgo o el CE Europa ascienda a Segunda B, las estadísticas encaminadas a velar por la salud conseguían en mi persona el efecto contrario. Desánimo, hastío y mala leche, de modo que dejé de prestarles atención para volver a concentrarme en el fútbol.
El fútbol tuvo –y tiene– sus índices y sus estadísticas, pero la desconexión fue sencilla y sin menoscabo para la reputación intelectual. También aquí llegó un día en que me fijaba más en la posesión de balón, los saques de esquina lanzados o los pases encadenados cerca del área que en el resultado del partido. –Vaya meneo nos han dado... –¿Meneo? ¡Hemos controlado el 79% de los pases de gol! ¡Y un 73,4% de posesión!
A veces sucedía lo contrario. Terminaba el partido 3 a 0; uno, contento, pero mi amigo Bilardín me abroncaba, muy ofuscado:
–¡Solo hemos creado tres ocasiones en los 90 minutos!
Ya entiendo que los índices sobre la covid son muy serios, pero hasta aquí he llegado. Basta. Me aterra pensar que tienen vida propia y seguirán siendo noticiables, preocupantes y alarmantes cuando ya casi nadie muera de covid.
¿Seguirán asustando los índices y las curvas cuando ya nadie muera de la covid?