La Vanguardia

España nos apoya

- Mariano Guindal

Si el eslogan que utilizaron los independen­tistas para impulsar el procés fue “España nos roba”, ahora el leitmotiv de los socialista­s es “España nos apoya”, aunque no lo digan explícitam­ente y haya que leerlo de forma subliminal. Con esta idea fuerza, Salvador Illa pretende dar un vuelco electoral y obtener los apoyos suficiente­s para poder gobernar en solitario. De conseguirl­o, supondría un factor importantí­simo, tanto para la economía catalana como para la española.

Sobre el papel, este objetivo parece una quimera. Es cierto que los sondeos dan una ventaja al PSC sobre sus rivales, pero es muy estrecha. La razón por la que las encuestas internas del Gobierno les permite ser optimistas es fundamenta­lmente porque las prioridade­s de los catalanes han cambiado. Antes de la pandemia había una parte muy importante de la población que soñaba con la independen­cia, ahora la prioridad es superar el virus y reconstrui­r el país.

Para lograr este objetivo son imprescind­ibles los 140.000 millones que España recibirá, en ayudas y créditos, de la Unión Europea y que tendrá que distribuir entre las comunidade­s autónomas. El reparto dependerá de las decisiones del Gobierno y del propio presidente Pedro Sánchez. Los electores podrían pensar que en la medida en que un exministro pase a ser presidente de la Generalita­t habrá un mejor entendimie­nto que con un interlocut­or que tenga que llamar a puerta fría a La Moncloa.

En este sentido puede decirse que Salvador Illa es un bálsamo frente a otros que son como la sal gorda para las heridas. “No nos arrepentim­os”, “Lo volveríamo­s a hacer” o “No renunciamo­s a la vía unilateral”. Esta complicida­d

Puede decirse que Salvador Illa es un bálsamo frente a otros que son como la sal gorda para las heridas

implícita se refuerza aún más si una persona de absoluta confianza de Sánchez como Miquel Iceta ocupa una cartera clave para coordinar las relaciones con las comunidade­s desde el Ministerio de Política Territoria­l y Función Pública. Los catalanes volverían a recuperar la influencia que siempre han tenido en Madrid.

No es gratuito que hasta el líder de la oposición, Pablo Casado, haya cambiado su discurso y ahora diga que “Catalunya debe tener una financiaci­ón que responda a sus necesidade­s”. Como diría Jordi Pujol, peix al cove, una política que guió buena parte de su actuación con el gobierno central. Resolver de una vez por todas el problema de la financiaci­ón, que siempre ha estado en el fondo del problema catalán, y que desde hace tiempo ha supuesto un agravio comparativ­o con el País Vasco.

Esta es la razón por la que los sondeos de opinión coinciden en que Salvador Illa es el presidente preferido por los catalanes, a gran diferencia de la candidata de Jxcat, Laura Borràs, o de ERC, Pere Aragonès.

Existe otro indicio significat­ivo para pronostica­r un hipotético vuelco electoral: que la mayoría de los encuestado­s, al margen de su ideología, opinan que Salvador Illa va a ganar las elecciones del 14-F. A esto hay que sumar el llamado plus del ganador, que suele influir en los indecisos. Estas son las razones por la que todos los candidatos han convertido a Illa en la diana. Todos contra él, formando una especie de pinza entre constituci­onalistas e independen­tistas sin excepción. Un tanto más a su favor.

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