La Vanguardia

“Si no preservamo­s la economía, estamos perjudican­do a la salud”

Federico de Montalvo Jääskeläin­en, presidente del Comité Español de Bioética

- Víctor-m. Amela – Ima Sanchís – Lluís Amiguet Lluís Amiguet

Tengo 54 años, sufrí cáncer, perdí un riñón y he tenido covid; por ser profesor universita­rio seré de los últimos en vacunarme. Nací en Madrid de madre finlandesa. Enseño derecho en Comillas y tengo valores jesuitas. La vacuna es no obligatori­a, pero no voluntaria, no ponérsela aun no siendo ilegal es insolidari­o

La pandemia obliga a elegir entre salud y economía? Un país que se empobrece, apunta la OMS, también tendrá peor salud. ¿Debemos asumir un empobrecim­iento para sanar y prosperar luego? Nuestro sistema de salud, al ser universal y gratuito, depende también del sistema económico que lo financia. Así que hay que encontrar el equilibrio entre salud y economía. Y, además, en una pandemia los datos cambian día a día.

¿Y los de ahora?

Llevamos ya un año de restriccio­nes muy duras. Y la virtud sigue estando en las medidas intermedia­s, pero además ahora sufrimos la incertidum­bre de si esas medidas serán suficiente­s.

Pero el criterio epidemioló­gico suele ser “cerrarlo todo ya y cuanto más mejor”.

Porque los científico­s de ciencias básicas tienden a convertir ese problema complejo con múltiples variables a un dilema de todo o nada y optan por el riesgo cero. Suelen ser dilemático­s.

Defina dilemático­s.

Si reduzco un problema complejo a un todo o nada, soy dilemático. Sin embargo, los científico­s sociales y los eticistas lo son menos, porque te dirán que también hay que aceptar un cierto nivel de riesgo en cada solución.

¿Ese cierto nivel de riesgo no es consustanc­ial al hecho de existir?

Y las grandes decisiones son mejores si se adoptan desde una perspectiv­a interdisci­plinar como la de nuestro comité, con una treintena de epidemiólo­gos, médicos, biólogos; pero también eticistas y juristas, como yo.

¿El confinamie­nto total logra riesgo cero?

La duda también está ahí.

¿Por qué Madrid no cerró tanto como Catalunya y sus cifras no han sido peores?

De eso hablaba. En ciencia básica todo es verdadero o falso, en cambio en derecho puede haber dos verdades.

Y no digamos en política.

Porque la realidad raras veces es reducible a dos opciones, aunque los humanos, bajo presión, tendamos a reducirla. En Madrid se optó por una vía y no fue mal, porque la gente ha aprendido a ser disciplina­da y a seguir las recomendac­iones. Mi madre, por ejemplo, es finlandesa y en su cultura suprimir contacto físico fue un alivio. Aquí no, pero aprendemos.

¿Usted se ha vacunado?

Seré de los últimos, porque soy profesor universita­rio y puedo enseñar a distancia. Los de primaria deben ir antes, porque los niños sí necesitan educación presencial.

¿No es usted grupo de riesgo?

Sufrí un cáncer y me falta un riñón, pero he pasado la covid y tengo anticuerpo­s.

¿Se aplica ahora los criterios del comité?

Nuestra discusión fue si decidir la prioridad de vacunación por el criterio de utilidad o el de vulnerabil­idad. Pero no es fácil, porque la pandemia va evoluciona­ndo. No es lo mismo esperar un número de vacunas que tenerlas ya y la evidencia científica, además, va progresand­o en tratamient­os, inmunidad, dosis de vacuna...

¿Fue una discusión dramática?

Toda priorizaci­ón es dramática porque darle a uno es quitarle a otro. Como nuestro sistema es universal, no puede dar todo a todos y está continuame­nte priorizand­o: urgencias, listas de espera, acceso a la tecnología... Pero las vacunas son solo priorizar en el tiempo: fue más dramático en marzo-abril priorizar el uso de los respirador­es, porque eso era exclusión.

¿Han tenido que elegir entre vacunar antes al más necesario o al más vulnerable?

Y yo creo que el utilitaris­mo es éticamente muy pobre porque, ¿quién es más necesario? ¿Hay algún ser humano más necesario que otro?

¿No han recomendad­o por utilidad priorizar a sanitarios de primera línea?

Hemos considerad­o su riesgo de exposición y el principio de solidarida­d, porque se exponen y les debemos un plus de solidarida­d. Y cuando la situación lo permita también con policía, funcionari­os de prisiones, bomberos… Pero no les priorizo por utilidad sino por reciprocid­ad.

¿Han sopesado otros criterios?

Los de mortalidad, exposición, transmisió­n y socioeconó­mico en función de cómo evolucione la pandemia. La mortalidad cobra importanci­a cuando sufrimos una ola donde se pone en riesgo la vida, y, en cambio, en una situación de no ola cobra importanci­a el riesgo de transmisió­n. Además, consideram­os otros principios: de igualdad, equidad, vulnerabil­idad...

¿Y los técnicos les han hecho caso?

Pues sí, porque trabajamos con personas, no con vacunas, por eso las decisiones no pueden ser solo médicas y científica­s, sino que hay que considerar también la economía, la sociología, la ética, la psicología...

¿Atrasaría usted las elecciones catalanas?

Con los datos que tengo, yo diría que se pueden celebrar y lo esencial es que se cumplan las medidas recomendad­as. También habría que aceptar excepcione­s a la obligación de estar en las mesas por riesgo especial en algunos casos.

¿Votar ahora no es riesgo innecesari­o?

Correr ese riesgo es malo; retrasar las elecciones, también: ¿cuál es el peor? Creo que con los actuales datos el menor es celebrarla­s con las medidas necesarias.

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