(Re) pensar las ciudades desde un urbanismo inteligente
Las ciudades están cambiando para afrontar los retos de futuro: movilidad, sostenibilidad, lucha contra el cambio climático. ¿Cómo son y cómo deberían ser? “Es difícil entender la ciudad como una entidad monolítica. Las ciudades como las conocemos hoy en día son productos de trayectorias histórico-geográficas concretas y de su relación con fenómenos a escala nacional, regional y global”, asegura Hug March, miembro del Laboratorio de Transformación Urbana y Cambio Global, profesor en los estudios de Economía y Empresa de la UOC, y docente en el Máster en Ciudad y Urbanismo de esta misma universidad. Eso significa que hay una gran diversidad de ciudades con problemáticas muy diferentes porque “el medio urbano y la sostenibilidad se experimentan de una forma muy diferente en una favela de Río que en un barrio acomodado de Nueva York”, razona el experto.
También los límites de la ciudad son relativos y “hay académicos que hablan del concepto de urbanismo planetario, para entender las complejas y multiescalares relaciones e impactos de lo urbano a nivel global”. En este sentido, afirma March, “no hay una ciudad sostenible arquetípica como muchas veces se nos quiere hacer creer, sino diferentes modelos y trayectorias posibles de ciudades sostenibles, en función del contexto, de los problemas, de las tecnologías, de los conocimientos y de los recursos de que se disponen para hacer sostenible una ciudad”.
Y en un futuro donde la mayor parte de la población mundial vivirá en las ciudades, los retos son mayúsculos. Sin embargo, “no hay que demonizar lo urbano o la ciudad en términos ambientales. Es cierto que como entidades que concentran una gran parte de la población mundial, en las ciudades vemos la explosión de ciertas problemáticas ambientales, como la contaminación atmosférica, pero no es menos cierto que en muchas dimensiones ambientales las ciudades, especialmente las que son más compactas y densas, llevan a consumos unitarios de muchos recursos como el agua o la energía inferiores a entornos suburbanos o rurales”, defiende March. Lo que no es sostenible, según el profesor de la UOC, “es la reproducción de las desigualdades socioambientales que vemos en muchas áreas urbanas”. Y añade que “hay que entender que la (in)sostenibilidad urbana, contraintuitivamente a lo que muchas veces se nos repite, puede tener ganadores y perdedores”.
Ciudades resilientes
¿Y cómo se puede trabajar desde el urbanismo para hacer más resilientes esas ciudades en el futuro? Para March el mayor reto es hacer frente al cambio climático “a través de medidas de mitigación, pero sobre todo de adaptación a sus efectos”. Y en este proceso, “no debemos olvidarnos de los grupos más vulnerables a sus efectos, y debemos pensar que los efectos del cambio climático se ven modulados por condiciones socioeconómicas, de género o raza -especialmente en contextos como los EE.UU- y edad, entre otros”.
“No hay una ciudad sostenible arquetípica como muchas veces se nos quiere hacer creer, sino diferentes modelos y trayectorias posibles”
Para ello, las ciencias sociales “deben poner sobre la mesa los diferentes condicionantes que modulan cómo diferentes grupos sociales experimentan la sostenibilidad a nivel urbano”. Y desde el urbanismo “se puede trabajar con soluciones adaptadas a los contextos locales concretos, involucrando activamente, en procesos de coproducción, a la población en pensar soluciones a los retos y problemas socioambientales a los que se enfrentan”.
Eso significa, por ejemplo, que “no podemos pensar en cómo hacer más resiliente al cambio climático a un barrio de clase trabajadora de Barcelona sin pensar en las implicaciones que la pobreza energética o la mala calidad habitacional actual puede tener en cómo las ciudadanas de esos barrios se enfrentan a un riesgo ambiental recurrente como las olas de calor”. Por este motivo, según el experto, “debemos huir de soluciones excesivamente tecnócratas y tecno-deterministas que esconden la raíz socioeconómica de muchas problemáticas socioambientales que determinan que la (in)sostenibilidad urbana se experimente de una forma muy diferente”.
No existen ciudades modelo en cuanto a la sostenibilidad. Hay ciudades y áreas metropolitanas que destacan en algunos indicadores, pero son muy desiguales en otros, según March. “Sí que debemos poner en valor que hay muchas ciudades que se están tomando muy en serio retos ambientales como la emergencia climática, y están actuando firmemente en la materia”. Es el caso de la apuesta de Barcelona por la cuestión climática y su Plan Clima con la participación activa de la ciudadanía, y la creación de la Mesa por la Emergencia Climática.