Josep Maria Figueres
Historiador
A los 50 años del discurso de Pau Casals en las Nacionales Unidas, Josep Maria Figueres publica con Grup Enciclopèdia una exhaustiva biografía en catalán con documentos que prueban que el franquismo le hizo seguir y vigilar hasta su muerte.
El régimen franquista efectuó, desde el inicio de la Guerra Civil y hasta la muerte de Pau Casals en 1973, una labor constante y meticulosa de seguimiento de las actividades públicas del músico catalán, aunque fuera solo un concierto o un acto de reconocimiento público. De Brasil a Francia, de Estados Unidos a la República Dominicana pasando por el Puerto Rico de su exilio, donde había nacido su madre, se seguían sus pasos y se hacían vaciados de la prensa y los medios, de manera que todo cuanto hacía o declaraba Casals era reportado a Madrid.
Recortes de diarios, informes de funcionarios, cartas de cónsules y embajadores... miles y miles de documentos se hallan meticulosamente clasificados por años en Alcalá de Henares, en el Archivo General de la Administración (AGA). Y ahí es donde ha estado buceando el historiador y profesor de la UAB Josep Maria Figueres. Este especialista en la figura del que es el artista y humanista catalán más universal publica ahora, cuando se cumplen 50 años del discurso en Naciones Unidas, Pau Casals. Música i compromís, una exhaustiva e historiográfica biografía editada en catalán por Grup Enciclopèdia.
“A donde sea que va Casals, allí hay un funcionario franquista que toma nota de lo que dice, que mira con quién habla y hace informes y los envía a Madrid. Van a múltiples organismos e instancias, hasta los máximos cargos”, explica Figueres (Vilanova i la Geltrú, 1950). “Casals es el exiliado español al que el franquismo dedica más atención. Sus declaraciones políticas son seguidas con mucho interés y te encuentras con funcionarios cuidadosos y digamos asépticos y otros que aportan interpretaciones ideológicas. Algunos documentos van con anotaciones de secreto o confidencial, otros son subrayados en rojo, manifestando que sus palabras devenían un grito de denuncia del franquismo, por la gran personalidad, prestigio y eco del músico”.
Quince años lleva este historiador consultando una cincuentena de archivos de todo el mundo –más de ocho mil registros, 40.000 unidades documentales– por lo que, aunque parezca increíble a estas alturas, ha recopilado material inédito sobre la vida y obra del autor del Cant dels ocells. Por primer vez se presenta editorialmente, por ejemplo, el sumario del Tribunal Regio nal de Responsabilidades Políticas que le impuso una multa de un millón de pesetas, una fortuna.
“Este tribunal, hecho para empobrecer a los republicanos tras aplicarles a menudo consejos de guerra que condenaban a muerte o prisión, arroja un sumario muy extenso que contiene datos y acusaciones de diversos organismos públicos y que tiene una notable incidencia en la vida de Casals”, indica.
El músico no llegó a venderse nagracias a que le rebajaron la pena a 250.000 pesetas, cantidad que daba para comprar cuatro casas. Pero hay un documento judicial en el que se hace un listado de sus bienes. Con la ayuda de su hermano Enric Casals y la intervención de notarios y procuradores lograron la reducción de la multa. Casals pide apoyo a diversas personalidades, y ahí está la carta del Abad Marcet de Montserrat... “Todo el mundo hizo los trámites con celeridad pues la máquina burocrática del franquismo fue implacable”.
El libro arroja luz también sobre el intento frustrado de tocar El pessebre en el Vaticano. Y sobre la correspondencia familiar, especialmente entre el artista y su madre, Pilar Defilló, quien le forja la personalidad, le enfoca hacia el cello y le hace actuar con la moral y la conciencia y no con los gobiernos. De lo contrario podría haber acabado siendo un compositor de ópera.
Josep Maria Figueres aporta documentos inéditos en la exhaustiva biografía ‘Pau Casals. Música i compromís’