La Vanguardia

El Supremo pakistaní ordena soltar al secuestrad­or de Daniel Pearl

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

El Tribunal Supremo de Pakistán ordenó ayer la inmediata liberación de Omar Said Sheij, condenado por el secuestro del periodista Daniel Pearl en el 2001. La última instancia judicial ratifica así la sentencia de abril del Tribunal Superior de Sind, que había sido recurrida por el Gobierno provincial y la familia del periodista.

Esta conmutaba su condena a muerte por una pena de siete años por simple “colaboraci­ón”, lo que suponia su puesta en libertad –y la de otros tres– tras permanecer encarcelad­o desde el 2002.

Sin embargo, el terrorista británico de origen pakistaní ha seguido en prisión preventiva, renovada cada 90 días, “por ser un peligro para el orden público”.

La revisión de la sentencia de Sheij se produjo mientras era ministro del Interior –ahora lo es de Narcóticos– Ijaz Shah, un zar de la inteligenc­ia al que Sheij se entregó en el 2002, cuando la policía empezó a interrogar a sus familiares por el caso Daniel Pearl.

Este, hijo del teórico israelí de la inteligenc­ia artificial Judea Pearl, era correspons­al de The Wall Street Journal en Bombay y estaba investigan­do a Al Qaeda en Karachi. Cayó en la trampa de Sheij tras cruzar algunos correos.

Su secuestro fue uno de los temas estrella de la visita del general Musharraf a la Casa Blanca en febrero del 2002, que reabrió a borbotones el grifo de la ayuda estadounid­ense, cerrado desde 1990. Luego se supo que Pearl llevaba entonces varios días muerto, al no satisfacer­se la demanda de canjearlo por presos de Guantánamo. En un raro ramalazo de razón de Estado, los terrorista­s también habían exigido la entrega de F-16 pagados por Pakistán y nunca entregados por EE.UU.

En aquellas fechas, Omar Said Sheij acababa de ser padre en Lahore, pero había nacido en Londres, hijo de un fabricante pakistaní, frecuentan­do escuelas de élite en ambos países. Matemático y boxeador, con dominio de cinco idiomas y al servicio de varias agencias, había sido detenido antes en la Cachemira india, tras secuestrar a cuatro turistas.

En 1999, el secuestro de un avión de Indian Airlines, llevado a la Kandahar talibán, logró canjearlo por los 155 rehenes, junto a otros dos yihadistas activos en Cachemira. En sus memorias, Musharraf echa pelotas fuera y culpa al MI-6 británico de mandarlo a Bosnia. Allí se radicalizó y desarrolló rasgos de psicópata. Sin embargo, el vídeo demuestra que el brazo ejecutor de Pearl no era el suyo sino el de Jalid Sheij Mohamed, hoy en Guantánamo.

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