Navalni dice al tribunal que rechaza la apelación que su arresto es “ilegal”
Los abogados de Alexéi Navalni apelaron la prisión provisional de 30 días que una juez impuso al opositor ruso el 18 de enero, un día después de volver a Rusia. Pero ayer otro juez tardó cinco minutos en rechazar las quejas del activista y sus letrados y confirmar que tendrá que seguir en el centro penitenciario de Matrósskaya Tishiná de Moscú.
El regreso de Navalni de Alemania, donde estuvo recuperándose durante cinco meses tras ser envenenado en Siberia con un agente nervioso del tipo Novichok, provocó concentraciones de sus seguidores en uno de los aeropuertos de la capital rusa. Con su detención el descontento aumentó, y el pasado sábado decenas de miles de personas salieron en 125 ciudades del país para exigir su libertad, en las mayores protestas de los últimos años. Las fuerzas antidisturbios también se emplearon como nunca. El último recuento de detenidos realizado por la oenegé OVD-INFO y publicado ayer eleva la cifra de arrestados ese día a 4.002, la cifra más alta desde el fin de la URSS.
El equipo del activista anticorrupción ha convocado una segunda jornada de protestas en todo el país el próximo domingo. Antes de que llegue esa fecha, la policía ha detenido ya a varios de sus colaboradores más cercanos. El miércoles por la noche agentes de seguridad entraron y registraron los pisos propiedad de Navalni y su esposa, Yulia Naválnaya, así como las oficinas del opositor.
El Comité de Instrucción, que se ocupa de casos graves, anunció ayer que había abierto una investigación contra Leonid Vólkov, que dirige la red de oficinas regionales de Navalni, por animar a los menores de edad a participar en manifestaciones ilegales. Navalni, de 44 años, no pudo asistir a la vista judicial que confirmó su prisión provisional, pero sí pudo intervenir a través de videoconferencia desde la prisión. Con estos medios aprovechó para denunciar su detención como “una flagrante violación de la ley”. Sus abogados explicaron que la decisión del tribunal de Jimki, una ciudad que se encuentra a las afueras de Moscú y próxima al aeropuerto de Sheremétevo, no cumplía con las normas procesales. Ese juicio que condenó a Navalni se desarrolló en dependencias de la comisaría donde fue enviado tras ser detenido en el control de pasaportes. Según Vadim Kóbzev, uno de sus defensores, eso violó el secreto de la sala de deliberaciones.
Navalni también denunció que su caso tiene motivos políticos. “Ustedes no conseguirán asustar a decenas de millones de personas a las que este Gobierno ha robado”, dijo al tribunal.