Carrizosa intenta suavizar la caída y condicionar a Illa
Cs pide el voto para evitar que el PSC reedite un tripartito
Inés Arrimadas va a intentar que Ciudadanos no se convierta en el Ícaro de la política catalana. Las alas que llevaron al partido, en circunstancias excepcionales, a obtener más de un millón de votos y ganar las elecciones del 2017, se pueden derretir como la cera el 14-F, y se teme un descalabro.
Fiel escudero de Arrimadas durante los días más acelerados del procés, Carlos Carrizosa ha recibido el encargo, tras el arrinconamiento de Lorena Roldán –la candidata elegida en primarias, ahora en las filas del PP–, de salvar los muebles ante un naufragio que se antoja inevitable.
Pero el reto del partido es formidable. No se trata ya de repetir unos resultados extraordinarios sino de no quedar a la deriva parlamentaria y sin tierra a la vista, un riesgo que se ha acrecentado con la designación de Salvador Illa como candidato socialista. El PSC se propone recuperar con el hombre tranquilo gran parte del voto prestado hace tres años en zonas como el área metropolitana de Barcelona a la candidatura naranja, cuando algunos electores constitucionalistas vieron precipitado que Miquel Iceta hablara de indultos.
Lo que entonces era anatema, debido a la agitación emocional imperante, hoy es para muchos una salida posible al conflicto político de Catalunya, pero Cs no ha reorientado su estrategia al compás de los tiempos y sigue rechazando que los condenados por el 1-O tengan “privilegios”. Por eso su principal baza es afirmar que si el PSC puede elegir, pactará con ERC un nuevo tripartito.
Y si por el flanco izquierdo la vía de agua es grande, por la derecha el PP llega pisando fuerte y, además de atraer a cargos de Cs, pretende seducir a buena parte de sus antiguos votantes con un programa económico liberal y una defensa igual de cerrada del constitucionalismo y el respeto a las resoluciones judiciales.
Con un cartel en el que Arrimadas y Carrizosa aparecen juntos bajo el lema “Para que ganemos todos”, ayer Cs arrancó su campaña en Montjuïc, adonde los dos líderes llegaron en el teleférico. Tal vez para demostrar que no tienen vértigo y que, como dijeron, van a salir “a por todas”, porque “después de la gran farsa del procés”, tiene que “llegar aire nuevo a la Generalitat”.