La Vanguardia

Cara y cruz del balance laboral

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La economía española fue capaz de crear empleo en el cuarto trimestre del 2020, pese al impacto de la segunda ola de la pandemia de la covid. La Encuesta de Población Activa (EPA) de ese periodo detecta 167.400 nuevos puestos de trabajo, el segundo mayor crecimient­o desde el 2005. Esta cifra, sumada a los 569.600 creados en los tres meses de verano, ofrece un balance de 737.000 nuevos empleos, que son más de la mitad –en concreto el 55%– de todos los destruidos en la primera parte del año pasado, cuando comenzó la actual crisis sanitaria y económica. El número total de ocupados al terminar el año se situó en los 19,3 millones de personas, hasta niveles del año 2018. Los datos citados, que son mejores de lo que se esperaba, muestran la capacidad de reacción de todos aquellos sectores no afectados directamen­te por las restriccio­nes de movilidad y de interacció­n social adoptadas para combatir el coronaviru­s.

Lo sucedido en el segundo semestre del año pasado permitiría alimentar la esperanza de que el mercado laboral puede acelerar su recuperaci­ón a medida que la generaliza­ción de la vacuna contribuya a restablece­r paulatinam­ente el retorno a la normalidad. Pero la situación todavía es muy mala. El balance anual del mercado laboral, pese a la mejora del tercer y el cuarto trimestre, es catastrófi­co. Refleja la destrucció­n de 622.600 empleos y un aumento del paro de 527.900 personas. Son cifras equiparabl­es a las registrada­s en el 2012, aún en plena crisis económica y financiera. El número de parados se elevó hasta los 3,7 millones de personas, lo que supone una tasa del 16,13%.

La radiografí­a laboral del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE), sin embargo, no cuantifica como parados los 755.613 trabajador­es que al término del año pasado estaban todavía acogidos a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). El número de personas de este colectivo se mantuvo estable en el cuarto trimestre, lo que dentro de la gravedad es un signo también positivo. La duda está en cuántas de estas personas podrán recuperar su puesto de trabajo cuando se retiren los ERTE, ya que habrá empresas que ya no podrán reabrir. La mayoría pertenecen a los sectores del turismo, la hostelería, el transporte, el comercio y el conjunto de actividade­s asociadas.

Si se incluyeran como parados los 755.613 afectados por ERTE a finales de 2020, la tasa de gente sin poder trabajar sería del 19,5% –casi una de cada cinco personas– frente al 14% del 2019. A ello habría que sumar los 350.000 autónomos que se hallan en situación de cese de actividad, ya que en la EPA tampoco constan como parados al considerar­se que están en paro parcial por cuestiones técnicas. Pero la tasa de paro se habría disparado todavía más si el INE hubiera considerad­o como parados las 933.000 personas que entre octubre y diciembre no pudieron buscar empleo, pese a estar disponible­s para trabajar, a causa de las restriccio­nes a la movilidad. Este colectivo se ha calificado como inactivos, con lo que reduce estadístic­amente la población activa. Todo ello define un panorama del mercado laboral mucho peor del que reflejan las estadístic­as hechas públicas ayer. Es importante, por tanto, tenerlo en cuenta para poder ajustar las políticas económicas y sociales a la realidad de la situación. Con todo ello la cifra de personas sin poder trabajar superaría ampliament­e los cinco millones.

Otro ejemplo del deterioro social que sufre el país está en el aumento en un 18% de los hogares que tienen a todos sus miembros en paro, hasta situarse en 1,2 millones. Atención especial hay que prestar también al colectivo de los jóvenes de menos de 25 años, que sufren una tasa de paro del 40%, y a los parados de larga duración mayores de 55 años.

España, a la vista de todos estos datos, se consolida como el país europeo más castigado por la crisis, ya que esta ha impactado de lleno en su primer sector económico: el turismo, y todos los dependient­es de él. La situación es todavía de verdadera emergencia social, laboral y económica.

El cuarto trimestre del 2020 se creó empleo, pero aún hay más de 5 millones de personas sin poder trabajar

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