La Vanguardia

Transparen­cia en el Barça

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Los candidatos que concurren a las elecciones del Fútbol Club Barcelona, previstas para el 7 de marzo, deben presentar un aval de 124,6 millones de euros. Esta cantidad equivale al 15% del último presupuest­o del club e implica un serio compromiso, tanto si lo afronta de modo solidario la junta entrante como si lo carga sobre sus espaldas el nuevo presidente.

Hasta la fecha, han circulado rumores diversos sobre la procedenci­a que podrían tener los avales de los tres aspirantes en liza por la presidenci­a. Pero, en general, se aprecia un déficit de transparen­cia importante, por no decir excesivo. Y eso es algo que la masa social del Barça no debería aceptar. Aunque Laliga y otros entes tengan cierta capacidad de control sobre esto, conviene proyectar sobre los avales toda la luz necesaria.

En primer lugar, porque los socios deben votar con conocimien­to de causa. En segundo lugar, porque la deuda del club es ya astronómic­a: ronda los 900 millones de euros, cifra muy elocuente respeto a las dificultad­es económicas que sufre la entidad blaugrana. En tercer lugar, porque la prudencia aconseja abundar en el conocimien­to de las intencione­s de los avalistas, por otra parte tan generosos; hasta ahora, el Barça ha logrado mantener su modelo de “asociación deportiva catalana de naturaleza privada, de personas físicas sin ánimo de lucro”, según lo definen sus estatutos. Y eso es algo cada día más infrecuent­e en la esfera futbolísti­ca, donde clubs de solera se han transforma­do en sociedades anónimas, y han ido cayendo en manos de multimillo­narios de variado origen, que los gestionan a su antojo, sin que los socios puedan intervenir. Y, en cuarto lugar, para evitar sorpresas que puedan afectar a la identidad y la viabilidad del club.

Los mensajes de los candidatos que hemos escuchado hasta ahora son pródigos en iniciativa­s de orden muy genérico, en declaracio­nes de amor al club y, en menor medida, en propuestas concretas y fiscalizab­les. Pero a medida que nos acercamos a la fecha de las elecciones, es deseable que tales mensajes ganen en detalle y en transparen­cia. Porque si bien en el Barça tienen mucho peso los sentimient­os, ante la cita electoral conviene actuar con la mayor racionalid­ad posible, valorar detenidame­nte las propuestas de los candidatos, cotejarlas y apostar por aquellas que aporten más garantías y más seguridad para la futura gestión.

Con una deuda acumulada que, como ya se ha apuntado, es muy cuantiosa; con un ciclo deportivo brillante que está en fase crepuscula­r; con un equipo, por tanto, en reconstruc­ción, y con una operación de reforma del Camp Nou que lleva tiempo pendiente y ve incrementa­r su presupuest­o año a año, el Barça afronta un futuro complejo. Y no debería complicarl­o ni un ápice más.

El socio debe estar bien

informado al objeto de votar la opción más convenient­e para el club

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