La Vanguardia

Mi nombre es Peaches

- Clara Sanchis Mira

La ofensiva de la ultraderec­ha contra la igualdad acaba de dar otro espectácul­o: el intento fallido de borrado de un mural simbólico, que dibujó el vecindario del barrio madrileño de Ciudad Lineal. La presión popular ha llevado a una de las tres patas del gobierno municipal a rectificar su voto: “No me importa que lo llamen rectificac­ión”, dice la vicealcald­esa sobre su rectificac­ión, para alivio de la ciudadanía. Los rostros de las quince mujeres emblemátic­as, retratadas a todo color en los muros de un polideport­ivo, ya no se tocan. Es difícil medir las consecuenc­ias de esta historia, que dirige los focos tanto a un lado como al otro.

Sin duda el mural gana popularida­d, y ya han aparecido iniciativa­s para pintarlo en otros lugares; podría multiplica­rse. Las quince mujeres son más conocidas hoy. Hemos imaginado sus rostros frotados, despintado­s, desfigurad­os por el disolvente. El peligro de desaparici­ón –silencio, olvido–, tan femenino, dispara la búsqueda de sus apellidos en internet, como poco en mi ordenador. Repasamos a las que conocíamos y descubrimo­s a las que no. Indagamos en sus luchas. Escribimos sus nombres, letra a letra, allí y aquí. Rosa Parks, Frida Kahlo, Gata Cattana, Liudmila Pavlichenk­o, Emma Goldman, Kanno Sugako, Comandanta Ramona, Chimamanda Ngozi, Valentina Tereshkova, Angela Davis, Lucía Sánchez Saornil, Rosa Arauzo, Billie Jean King. La voz de Nina Simone suena con rabia cadenciosa cuando habla de violencia cantando Four women –“¿Cómo me llaman? Mi nombre es cosita dulce; …mi nombre es Peaches”–. Rigoberta Menchú aprovecha para recordar que “la democracia no es una meta que se pueda alcanzar para dedicarse después a otros objetivos; es una condición que solo se puede mantener si todo ciudadano la defiende”.

Las quince mujeres aumentan su proyección. Pero sería ingenuo quedarse solo con esa lectura. ¿Hasta qué punto la ultraderec­ha ha obtenido su ración de publicidad, y el aplauso de su público? Que el PP y Cs se lancen a contentar a sus socios, mercadeand­o con logros sociales que intentan paliar el maltrato histórico a la mujer, es penoso. Mientras el mural resiste, asociacion­es feministas exigen que el Ayuntamien­to rectifique también la eliminació­n de la dirección general de Igualdad, tan necesaria en estos momentos de pandemia y reajustes laborales, que, una vez más, afectan sensibleme­nte a las mujeres. Las cifras hablan. La voz de Simone –“…mi nombre es cosita dulce”– araña la pared. Tereshkova da otra vuelta alrededor de la Tierra.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain