El cuidado, el eje sobre el que vertebrar las ciudades

La revolución biotecnológica e infotecnológica, los factores sociodemográficos como el incremento exponencial de la población, el aumento de la esperanza de vida, el desplazamiento poblacional de zonas rurales a zonas urbanas, la intensificación de fenómenos migratorios y, como denominador común en todo el planeta, la catástrofe medioambiental hacen necesario y urgente examinar el modelo de ciudad europea que debe considerar, con una visión transdiciplinaria, todas las áreas de conocimiento que puedan aportar valor al enorme desafío al que nos enfrentamos. La concomitancia de todos los factores señalados anteriormente, en el momento actual, con la pandemia de la covid genera un estado de sindemia planetaria que pone en crisis las estructuras, modelos y sistemas y demanda una revisión total y profunda del modelo de ciudad.

La Agenda 2030 y las nuevas necesidades urbanas verifican los vínculos entre entorno y salud que son ampliamente conocidos nacional e internacionalmente. En el marco actual de la pandemia, varios estudios apuntan que la manera como las ciudades están construidas, y cómo la población se desplaza dentro de estas, han sido factores determinantes en la salud de los ciudadanos, situando su foco en la importancia del planeamiento urbanístico de las ciudades y su implicación directa sobre la salud y el bienestar de las personas.

En la actualidad predominan dos modelos de ciudades en Europa, que no son excluyentes. Por una parte, el modelo alemán, que tiene la ciudad de Friburgo como su máximo exponente: la ciudad “más ecológica y sostenible” del mundo; y, por otra parte, el modelo francés, cuyo exponente es París, el modelo de “la ciudad de los 15 minutos”. No se trata de una idea nueva, de hecho, la ciudad de proximidad recupera la configuración de las clásicas ciudades mediterráneas.

La actual situación de pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de relacionar las ciudades y los espacios con el objetivo de asegurar la salud y la calidad de vida de la población. Para ello es imprescindible abordar el concepto de cuidar, como núcleo y motor del nuevo concepto de ciudad. Como expone la profesora Victoria Camps, en su cuaderno Sociedades Cuidadoras, 2019,

“que el cuidado sea visto como un valor imprescindible es pasar a otro marco mental, un cambio de perspectiva, que parte de la convicción de que todos somos dependientes, aunque la dependencia no se manifieste en muchos casos de una forma continua a lo largo de la vida”. A su vez, Joan Tronto, en su libro Caring Democracy, 2013, expone: “La democracia ha de evolucionar hacia una democracia cuidadora”, basada en el servicio a los demás y el apoyo mutuo.

La Fundación Mémora desde su inicio trabaja en el desarrollo de un modelo de ciudad que priorice el cuidado de las personas: “Ciudades que cuidan”. Estas son ciudades amigables, compasivas, inteligentes y saludables, donde en el núcleo del modelo late con fuerza el concepto de cuidar, como el alma de la nueva urbe. Una ciudad que cuida ha de ser referente para que sus ciudadanos puedan envejecer activa y saludablemente, integrando los valores y los procesos que permitan abordar el final de la vida en paz y dignidad, enmarcada en un entorno de innovación y conocimiento basado en la creatividad y la alta tecnología y comprometida con la promoción y la protección de la salud de todos sus ciudadanos. Se ha promovido un foro de debate, en el que más de cien profesionales de diferentes ámbitos aportan nuevo conocimiento sobre el concepto de ciudades que cuidan (www.ciudadesquecuidan.com). Nuestra propuesta quiere facilitar el cambio para transitar del producir al servir y del competir al cuidar. Es el momento de una reflexión profunda y de actuar en ese sentido.

Una ciudad que cuida ha de ser referente para que sus ciudadanos puedan envejecer activa y saludablemente