La Vanguardia

Salut provoca otra confusión con los tests rápidos en las visitas a residencia­s

La orden llega por sorpresa a los centros, muchos sin medios para hacer la prueba

- JAVIER RICOU

Las residencia­s de la tercera edad están abrumadas con tanto protocolo. La pandemia ha cambiado en esos centros las reglas del juego; hoy se les exige que afronten la nueva realidad con más visión sanitaria que social.

Pero esa nueva función encomendad­a es imposible de cumplir, insisten desde el sector, si las administra­ciones no dotan a esos centros de más medios. El último ejemplo ha llegado con una orden que recomienda un test rápido de antígenos a los familiares de usuarios antes de visitar a sus parientes.

Hasta aquí, nada que objetar, afirman desde el sector, si no fuera porque esta orden o recomendac­ión “es muy difícil de cumplir en muchos centros con la actual situación y además la instrucció­n ha vuelto a llegar por sorpresa, como otras propuestas anteriores, sin que Salut pidiera antes opinión a los centros, entidades, fundacione­s y asociacion­es de la tercera edad”.

La instrucció­n se hizo llegar el pasado 14 de enero a los geriátrico­s con una nota muy escueta: “Los centros residencia­les realizarán un cribado con un test tipo TAR de aquellas personas que visiten a familiares. Si el resultado es positivo, no se autorizará la visita”. Parece poca informació­n para una estrategia tan trascenden­te y más cuando son centenares las personas que se quejan de las pocas oportunida­des que tienen, desde hace ya casi un año, para visitar a sus seres queridos. Así que desde las residencia­s pidieron a Salut más informació­n. La respuesta llegó el 20 de enero. Desde ese departamen­t se insistía en la necesidad de ese TAR antes de una visita. “El nivel de transmisió­n comunitari­o es muy elevado... y la posibilida­d de que el virus se cuele con una de estas visitas se ha incrementa­do notablemen­te”, recoge esta segunda carta.

Salut recalca que “ese test se realizará como requisito para permitir la entrada en los centros”. ¿Y si un familiar se niega o no hay personal suficiente para la supervisió­n de esas pruebas? En estos casos, recoge el documento, “debe prevalecer el derecho a las visitas de esos familiares”. Hay que dejarlos entrar igual, adoptando todas las medidas de seguridad establecid­as ya en los protocolos.

¿Quién tiene que supervisar esas pruebas? Salut ordena que sea “personal sanitario o de atención directa que hayan realizado el curso de formación”. La crítica de muchos centros es que destinar a uno de esos empleados a este cometido supone prescindir de ese profesiona­l en las labores diarias de atención a los residentes. Como dice ACRA, “esta es una medida positiva, pero que no tiene ningún sentido sin medios ni recursos. No tenemos ni manos ni tiempo, y nuestra obligación es estar pendientes del bienestar de nuestros usuarios”.

Otras residencia­s denuncian, por su parte, que aún esperan la llegada de esos TAR a los centros. Así que han seguido haciendo las visitas de familiares como siempre. El miércoles llegó a muchas residencia­s una tercera nota: “Los TAR dejarán de ser obligatori­os esta semana”, decía. Desde el sector se interpretó que esa nueva orden respondía a las dificultad­es para aplicar la medida. Pero ayer Salut informó a La Vanguardia que la recomendac­ión de esos tests se alarga hasta los días 8 o 15 de febrero. Más confusión.

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LVL Una vecina de Barcelona, ayer, se sometió a la prueba antes de visitar a su hermana en La Vostra Llar
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