¿Qué extraña fobia acompañó toda su vida a Hitchcock?

Aversión exagerada a alguien o a algo. Así define la Real Academia Española (RAE) una fobia. Existen de todo tipo: a volar, a espacios abiertos, a la muerte… La de Alfred Hitchcock pertenecía a otra categoría, la de las peculiares, pues la suya no era precisamente una de las fobias más comunes. Y es que al cineasta le acompañó durante toda su vida un miedo desmesurado al huevo.

El término exacto es el de ovofobia y al respecto de ello el británico dijo lo siguiente en una entrevista: “Los huevos me dan miedo, algo más que miedo, me repugnan. Esas cosas blancas, redondas, sin agujeros… ¿Alguna vez han visto algo más asqueroso que la yema rota de un huevo rebosando ese líquido amarillo?”.

Es precisamente la yema lo que suele causar más aversión a quienes lo padecen. Al principio, el cineasta era más bien discreto con su temor, pero cuando empezó a ver que en los caterings de los estrenos a los que acudía siempre había algún plato con este alimento, acabó confesándolo por practicidad. No era una cuestión de gustar o no. Cuando los veía, empezaban los sudores fríos.

Contrario a lo que muchos piensan, el cineasta no era un buen comedor. “Solo soy pesado”, decía a menudo con humor. Le costaba encontrar un plato que degustara con devoción, aunque con los años acabó encontrándolo: la quiche lorraine de su mujer Alma Reville. Un dato de lo más sorprendente, pues su ingrediente principal es el huevo. Eso sí, ya cocinado y sin que la yema esté a la vista.

Amante del psicoanálisis, el director siempre estuvo dispuesto a abarcar la mente humana en sus filmes. De hecho, en varias de ellas trata algunas fobias. En el caso de Marnie la ladrona aborda la eritrofobia (el miedo a ponerse rojo y ruborizarse). Otro ejemplo es el de

Vértigo, donde el miedo a las alturas se hace evidente.

¿Abordó la suya propia en alguna cinta? Son muchos los seguidores que sostienen que, en cierto modo, se trató en Los Pájaros, puesto que son animales ovíparos.

Una teoría que nunca confirmó ni desmintió pero que siguiendo con su lógica freudiana podría incluso tener sentido.