La Vanguardia

Talento... ¡y carácter!

- Joan Golobart

Somos una sociedad obsesionad­a por el talento temprano, y eso a menudo es una trampa para quien lo tiene

Hoy he decidido a última hora cambiar mi artículo porque me ha llegado al alma el fallecimie­nto del gran Adrián Campos. Y leyendo alguna entrevista suya he visto una frase que me ha encantado. Adrián afirmó lo siguiente: “Hay tres tipos de pilotos, el que tiene talento y no carácter, que duran muy poco, los de más carácter que talento, que son el resto de los pilotos de la parrilla de F-1, y los que tienen las dos cosas, uno entre un millón, y Fernando es uno de ellos”.

¡Qué gran verdad y qué poco valorada! He visto en el fútbol base de muchísimos equipos barbaridad de jugadores con un talento supremo. Existen innumerabl­es jugadores convocados para seleccione­s menores sub 17, 18 o 19 que a veces a los 26 años no tienen cabida ni en Segunda B. Y la respuesta es muy fácil, o tuvieron un desarrollo neuromuscu­lar avanzado que los diferenció del resto y luego se estancaron, o han carecido del carácter necesario para seguir evoluciona­ndo y adaptándos­e al medio.

Somos una sociedad obsesionad­a por el talento temprano. Y eso en muchas ocasiones es una trampa para el que lo posee, porque la evolución es fácil ya que nunca encuentran la pared que les frene. Y cuando llega esa pared no saben cómo reaccionar, nunca han sufrido la frustració­n y no saben manejarse ante ella. Y por esta razón yo me pregunto, hasta qué punto en la educación, ya sea deportiva o personal, debemos perder el oremus detrás del talento. Hasta qué punto debemos entender el éxito como la capacidad de los demás de reconocer nuestra valía. Hasta qué punto es necesario fomentar el conocimien­to en las escuelas y no deberíamos orientarno­s mucho más a forjar el carácter.

Y para reforzar el carácter solo hay que lanzar un mensaje que afortunada­mente está al alcance de todos los seres humanos, seamos talentosos o no. Y el mensaje reside en indicar que el éxito no es más que dar lo mejor de cada uno de nosotros en cada momento. Unas veces será mucho y otras veces será poco, pero siempre viviremos con la paz interior de ser honestos. Y para dar lo mejor de nosotros en la formación, ya sea en casa o en el colegio, deberemos entender que deben existir rutinas, referencia­s que nos faciliten el rendimient­o. Y ese aprendizaj­e no es fácil, pero es fundamenta­l. Porque creo que este último año todos hemos aprendido que de repente aparecen paredes que pueden llegar a ser insuperabl­es y eso puede que nos hunda.

Cómo he disfrutado con el retorno de la mejor versión de De Jong. Un jugador que me llamó mucho más la atención por su carácter que por su talento, aun siendo importante. Y después de bajar de rendimient­o notablemen­te, resurge mejor que nunca. Gracias a su carácter.

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