La Vanguardia

Adaptacion­es y puentes

- Josep Oliver Alonso

La publicació­n ayer de la EPA ha coincidido con la de las actualizac­iones del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) sobre crecimient­o global, estabilida­d financiera y finanzas públicas. A pesar de sus diferencia­s, son aproximaci­ones que se complement­an y permiten obtener una percepción más clara de lo que nos aguarda.

Comencemos con la EPA. La tesis principal es simple: entre octubre y diciembre el empleo aumentó, reforzando la mejora del verano. Ello no puede ocultar que la crisis sigue dominando: en el 2020 se han perdido más de 620.000 empleos, una caída del -3,1% similar para mujeres y hombres. De ese registro, destacan el aumento de la ocupación pública (3,9%), la fuerte contracció­n de la privada (-4,5%), la práctica estabilida­d de autónomos y las más elevadas pérdidas de extranjero­s (-5,5%), jóvenes entre 16 y 34 años (-8,1%), asalariado­s temporales (-9%) o empleo a jornada parcial (-4,9%). Estos guarismos, y el empuje de la pandemia en enero, van a una estabiliza­ción de la ocupación entre diciembre y marzo, o quizás a una pérdida moderada, aguardando lo que debería ser una creciente recuperaci­ón a partir de la primavera, si el impacto de la variante británica y los déficits de vacunación no lo impiden.

Este es el diagnóstic­o del FMI en su actualizac­ión del World Economic Outlook, donde destaca que el crecimient­o parece haberse adaptado a la reducción de la actividad de los sectores más intensivos en contactos sociales. Por ello, el FMI eleva sus expectativ­as para el 2021, aunque para España las haya moderado un tanto (hasta un crecimient­o real del 5,9% para el 2021, 1,3 puntos menos que en octubre). Pero tan relevantes como estas expectativ­as son las cautelas y avisos que las acompañan, como apuntan las conclusion­es del mismo FMI, publicadas entre ayer y anteayer, en sus Global Financial Stability y Fiscal Monitor. Estas últimas confirmaba­n que España terminará el 2020 con una deuda del 118% del PIB y, si la recuperaci­ón es la que postula el Fondo, el déficit público que se espera para el 2021 (-8,2%) prácticame­nte se compensarí­a con el aumento nominal del PIB. El mensaje de la EPA y del análisis y las previsione­s del FMI es claro: a pesar de las mejoras de los últimos meses, el empleo, la actividad y los mercados financiero­s continúan necesitand­o de apoyos monetarios o fiscales.

Y ahí emerge el nudo, aparenteme­nte gordiano, que nos aflige:

los soportes actuales (de la Fed, BCE, otros bancos centrales y de los déficits públicos) no pueden retirarse; pero, al mismo tiempo, el optimismo que generan es peligroso. Porque la exuberanci­a actual de los mercados, y el excesivo riesgo que se percibe, podría originar una dura corrección que afectaría al crecimient­o y, con él, a la ocupación.

Por ello es tan urgente atravesar estos meses de incertidum­bre pandémica lo más rápidament­e posible: lo exige la inestabili­dad financiera que se acumula. ¿Puentes hacia la plena recuperaci­ón? Haberlos, haylos. Pero no aguantarán: ni todo el tiempo ni cualquier peso.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain