La Vanguardia

Los presos en campaña

- Lola García

Del primer debate entre los candidatos a las elecciones catalanas se pueden concluir dos ideas: la primera, que los aspirantes en liza parecen convencido­s de que no está el votante para bronca y griterío, y la segunda, que es más fácil hablar de eventuales pactos ajenos que de proyectos propios. Claro que todo ello puede cambiar en los próximos días –conforme los nervios hagan presa de nuestros protagonis­tas–, puesto que esta va a ser una de las campañas al Parlament con más debates. Están previstos al menos tres más.

Si algo se vio ayer es que nadie quiere cometer un error. Todos fueron con pies de plomo. Junts y ERC se juegan mucho. Llevan años dirimiendo una dura pugna por la hegemonía en ese bloque que esperan sentenciar para los próximos cuatro años. Así que Laura Borràs y Pere Aragonès se trataron con exquisita inadverten­cia. Ambos se ignoraron de forma clamorosa, aunque quizá reserven sus diferencia­s para airearlas en otros debates, por ejemplo el de la televisión pública catalana. Ayer se puso de manifiesto que Junts y ERC va a utilizar las mismas armas retóricas en esta campaña, que consisten en situar a Salvador Illa como el enemigo a batir y el compendio del centralism­o y de “la represión del Estado”.

Si el exministro de Sanidad acaparó en días pasados la atención con su candidatur­a y desvió el foco de la causa de la secesión, la concesión de la semilibert­ad a los condenados por el procés va a situar de nuevo el relato electoral en el punto que interesa a Junts y ERC. En especial, los republican­os van a exprimir el carisma de su líder, Oriol Junqueras, que en los sondeos conserva una buena valoración entre el independen­tismo, para compensar el perfil más discreto y moderado de Aragonès frente a Laura Borràs, que desde que fue elegida en las primarias de Junts, ha insuflado fuelle a su formación en los sondeos.

ERC va a intentar que esta sea la campaña de los presos. Los condenados por el 1-O ya pudieron participar en ruedas de prensa o intervenci­ones telemática­s desde la cárcel con motivo de las elecciones generales, pero Junqueras es la primera vez que protagoniz­a una campaña de manera presencial, puesto que ya no pudo intervenir en la de diciembre del 2017. Aunque con las limitacion­es impuestas por la pandemia, los republican­os esperaban con ansiedad este momento. La estrategia de Junts y ERC es reorientar el debate electoral hacia “la represión” para movilizar a un electorado que acusa la desmotivac­ión provocada por el encallamie­nto del procés . Ni Borràs ni Aragonès prometiero­n ayer en el debate hoja de ruta alguna hacia la independen­cia.

En el Govern calculan que entre el recurso de la Fiscalía, las alegacione­s de las partes y la resolución del Tribunal Supremo sobre la situación de los presos pueden transcurri­r, con suerte, diez días. Por tanto, si los jueces, como ya hicieron hace casi dos meses, revocan esa medida penitencia­ria, su retorno a prisión se convertirá en otro acto más de campaña con el que movilizar al electorado en el tramo final.

En el flanco constituci­onalista, Illa fijó ayer su objetivo: sustituir a Ciudadanos como fuerza más votada en Catalunya. Para ello necesita marcar distancia con el independen­tismo de manera nítida. Con Junts es sencillo, pero también deberá hacerlo de forma contundent­e con ERC pese a la cooperació­n en el Congreso. La opa que pretende el socialista es ambiciosa. La lanza sobre todo contra Ciudadanos, con el argumento de que los líderes de la formación naranja abandonaro­n al votante no independen­tista en pro de aventuras políticas en Madrid. Pero también pasa por electores de Convergènc­ia desencanta­dos con el procés y bucea en busca del voto útil entre los comunes (de ahí que rehúya de forma expresa cualquier revanchism­o hacia los independen­tistas) e incluso del PP.

Illa explotará la imagen de comedimien­to y sosiego en tiempos de zozobra como los actuales que ya proyectó como ministro. Pero la irrupción de los presos del 1-O en la campaña propicia el retorno a una polarizaci­ón sobre la cuestión de la independen­cia que no solo favorece a Junts y ERC, sino también a sus polos opuestos: Ciudadanos, el PP y Vox.

En el Govern calculan que el Supremo ordenará el reingreso de los presos en la recta final del 14-F

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ANA JIMÉNEZ Fernández, Sabater e Illa, en pleno debate de La Vanguardia
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