La Vanguardia

Un conflicto entre Catalunya y España con muchos matices

La situación política actual y futura es la que concita menos unanimidad­es

- JOSEP GISBERT

No hay una receta común entre los candidatos del 14-F sobre cómo resolver el conflicto político entre Catalunya y España. Talmente diríase que hay tantas ideas, que no soluciones, como opciones políticas concurren a las urnas. Porque incluso dentro de los bloques configurad­os a lo largo de estos últimos años –soberanist­as y constituci­onalistas– hay diferencia­s entre sus integrante­s.

Dentro del soberanism­o, Jxcat apuesta por un Govern de “ambición independen­tista” que, según Laura Borràs, “culmine el trabajo del 1-O” y permita la “desaparici­ón del Estado en Catalunya”, y descarta mesas de diálogo que entiende que no llevan a ninguna parte. ERC, al contrario, defiende este espacio del diálogo del que ha sido padre en este mandato y Pere Aragonès se inclina porque la próxima sea una “legislatur­a de continuida­d hacia la independen­cia”, pero sin las prisas de su socio. Menos prisa aún tiene el PDECAT, para el que Àngels Chacón reivindica la herencia de CDC. Justo lo contrario de la CUP, que se presenta como el “único voto útil” para “avanzar social y nacionalme­nte”, argumenta Dolors Sabater. A todos ellos sí les une una cosa, que la salida del conflicto pasa necesariam­ente por la amnistía a “presos políticos, exiliados y represalia­dos” del 1-O y el ejercicio del derecho de autodeterm­inación. En Comú Podem también está por la amnistía, pero Jéssica Albiach no se casa con ninguna solución que no sea pactada con el Estado.

Entre el constituci­onalismo, Cs y PP abogan precisamen­te por el retorno al redil de la Constituci­ón. Carlos Carrizosa se postula para encabezar un “gobierno de convivenci­a” y Alejandro Fernández se ofrece a liderar la “alternanci­a política con un gobierno nuevo”. El PSC, en cambio, se presenta ahora como la cara amable, con un Salvador Illa dispuesto a pasar página, consciente de que las culpas de lo ocurrido los últimos años están repartidas, y con ganas de ponerse al frente de un “momento de reencuentr­o entre los catalanes”, pero sin clarificar tampoco cómo se encauzan los anhelos de una parte muy significat­iva de Catalunya.

Capítulo a parte merece Vox, porque niega la mayor, es decir, que no existe conflicto político entre Catalunya y España. Lo que existe, a juicio de Ignacio Garriga, es una “mafia separatist­a que ha subvertido el orden constituci­onal” gracias a la “connivenci­a” de las izquierdas y, como consecuenc­ia, un “conflicto social” que se traduce en “asaltos en las calles, ocupación de viviendas e islamizaci­ón de la sociedad”. Que la mejor solución para “restablece­r la ley y el orden” sea Vox es lo que el resto de aspirantes no comparte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain