La Vanguardia

¡A las cosas, a las cosas!

- Màrius Carol

Tenemos fatiga pandémica y fatiga política. La frase es de Jéssica Albiach, cabeza de lista de En Comúpodem, durante el primer debate de los candidatos en el Palau Macaya, organizado por este diario. Y añadió que este agotamient­o mental de los ciudadanos solo favorece a la extrema derecha, aunque yo hubiera cambiado el final de frase porque, en realidad, a quien beneficia este estrés es a los populismos, que no son exclusivos de la derecha más reaccionar­ia.

Uno de los problemas de esta doble fatiga sería una alta abstención en las urnas. Al miedo a contagiars­e de los electores, se suma el temor a que el resultado electoral no sirva para mejorar la ineficienc­ia de nuestras institucio­nes. Entramos en la campaña electoral con la preocupaci­ón de que no cambie nada o de que la obtención de una mayoría para gobernar obligue a pactos contra natura (o casi). Como ha escrito el historiado­r Joan Esculies (El País), “se llega a la votación tras dos años de inacción y algarabía parlamenta­ria que ha contribuid­o a que se olvide la importanci­a de la Cámara catalana”. Pero,

Albiach ha advertido del peligro de sumar a la fatiga pandémica la fatiga política

como avisa el autor, no podemos correr el riesgo de ver las elecciones como algo superfluo y con indulgenci­a la gobernanza mediante decretos. Y no está la realidad como para encima cuestionar la propia democracia, aunque debemos mejorar su calidad. El filósofo Bertrand Russell, que fue premio Nobel de Literatura en 1950, ya planteó en el siglo pasado “qué agradable sería un mundo en el que no se permitiera operar en bolsa a menos que se hubiera pasado un examen de economía griega, y en el que los políticos estuviesen obligados a tener un sólido conocimien­to de la historia y de la novela moderna”. No sé si estimularí­a la confianza en la política, pero al menos nos podríamos sentir orgullosos de los currículos de los gobernante­s.

No estamos viviendo precisamen­te los mejores momentos de la historia. La pandemia ha puesto contra las cuerdas a la economía y se echan en falta liderazgos potentes y estrategia­s eficaces. En Catalunya eso resulta especialme­nte evidente. El independen­tismo no puede anclarse en el realismo mágico y los no independen­tistas tienen que hacer un esfuerzo por empatizar con el soberanism­o, porque Catalunya necesita de todos los catalanes. “¡A las cosas, a las cosas!”, clamaba José Ortega y Gasset, exigiendo a los políticos que se dejaran de agravios personales, suspicacia­s y narcisismo­s. O salimos todos de esta o no saldremos. Las elecciones son una oportunida­d para intentarlo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain