La Vanguardia

El trajín político municipal entra en modo hibernació­n

Los grupos pactan dejar fuera de la Casa Gran una campaña en la que están muy presentes los dirigentes de Barcelona

- Raúl Montilla

Un pleno aséptico y sin debate da luz verde al plan urbanístic­o de la zona norte de la plaza de las Glòries

El pleno de ayer, el ordinario de enero, no llegó a los 25 minutos de duración. La junta de portavoces previa aprobó, sin oposición, que se despojara el orden del día de informes municipale­s que pudieran servir al gobierno sociomún para ponerse medallitas; pero también de todo tipo de mociones o declaracio­nes a través de las que la oposición pudiera también sacar pecho. Una sesión aséptica, de pura gestión, técnica y sin debate que se enmarca en una regla no escrita pero consolidad­a en el Ayuntamien­to de Barcelona: cuando un pleno coincide con una campaña electoral, los mítines están prohibidos en la sala Pi i Sunyer.

“Aquí no hacemos campaña, aquí estamos haciendo un plenario municipal”, advirtió la alcaldesa Ada Colau, al inicio de la sesión cuando la líder de Ciudadanos, Luz Guilarte, anunció su voto en contra de la acta del pleno anterior “porque no se respetan nuestros derechos lingüístic­os”. Cuando estaba a punto de comenzar un discurso, Colau la frenó en seco. “No tiene turno de voz y se cumple la normativa vigente”, espetó la edil antes de lanzar la advertenci­a. El Ayuntamien­to no es arena política estos días.

Si bien, lo anterior no quiere decir que sus líderes municipale­s sean ajenos a la campaña... más bien todo lo contrario. De hecho, está prevista la participac­ión de más de uno en diferentes actos: desde la concejal de Barcelona pel Canvi, Eva Parera que va en la lista del PP como independie­nte, pero en tercera posición; al presidente del grupo municipal republican­o Ernest Maragall, que ocupa el séptimo puesto de la lista de ERC por la capital catalana; pasando por la propia Elsa Artadi: número 4 en la lista de Jxcat por Barcelona. ¿Serán los únicos? No. Se espera también la participac­ión del socialista Jaume Collboni, que no va en la lista, pero que tiene como candidato a un exministro, Salvador Illa, que antes fue gerente en el Ayuntamien­to y una de sus manos derechas. O de la propia Ada Colau que cierra la lista de los comunes por Barcelona, en un simbólico puesto número 85, el mismo que ocupa la presidenta del grupo municipal de Ciudadanos, Luz Guilarte, en este caso, en la formación naranja.

El pleno fue descafeina­do y carente de debate político, lo mismo que se espera que pase con la actividad municipal prevista para las próximas dos semanas: de Barcelona se hablará de puertas afuera, aunque curiosamen­te, en más de una ocasión, quienes pueden llegar a protagoniz­ar esas intervenci­ones sean los que realizan su actividad de puertas adentro.

Barcelona siempre pesa. Y de ahí que no sea raro que salten del ruedo local al autonómico, las afinidades y las diferencia­s que marcan el día a día en la Casa Gran. Tales como la sintonía, en ocasiones también forzada, de los propios partidos del gobierno: comunes y PSC; o sus diferentes preferenci­as de cara a los pactos. Cómo los de Colau prefieren tener como socios preferente­s a Esquerra, mientras los socialista­s son más partidario­s de no casarse con nadie más, pero sí establecer relaciones con todos los demás: con Barcelona como punto de encuentro. Un foro local en el que, especialme­nte las últimas semanas ha sido también palpable la mala relación existente entre ERC y Jxcat, con reproches y críticas mutuas en las que, curiosamen­te, quien más ha ahondado ha sido Ciudadanos que ha tratado de hacerse, ante la colección de divergenci­as, con el título de la principal fuerza la oposición. Un título discutido, pero que ahora mismo parece poseer los posconverg­entes. Con todo, el control más evidente lo ejercen los republican­os aunque con un tono respecto al gobierno sociocomún muy diferente. Lo que pase después del 14-F ya se verá.

Por lo pronto ayer, en plena hibernació­n política y en un pleno aséptico, el máximo órgano de gobierno del Ayuntamien­to dio luz verde al plan urbanístic­o que concreta los usos de la parte norte de la plaza de las Glòries, después de que votaran a favor Bcomú y PSC, pero también ERC y Barcelona pel Canvi; y se abstuviera­n Jxcat, Ciudadanos y PP. Un planeamien­to que ubica la escuela Gaia en la antigua fábrica de paraguas y que conserva la ubicación del centro escolar Encants y la guardería Leonor Serrano. Que también prevé la construcci­ón de 562 viviendas, un 35% de las cuales (197) serán protegidas. Los pisos se harán en tres edificios que no podrán superar la once plantas de altura, para no hacer sombra literalmen­te a las escuelas, y quedar integrados en la trama del Eixample. Un punto del orden día que sí contó con intervenci­ones de los grupos políticos, pero en el que la teniente de alcalde Janet Sanz no aprovechó para vanagloria­rse de las políticas de vivienda del gobierno municipal y la oposición, aunque le recordó la importanci­a de hablar con vecinos, lo hizo sin apenas acritud, con tono pausado.

La hibernació­n ya está aquí.

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MANÉ ESPINOSA Los alrededore­s de la Escola Joan Miró, ayer, durante la jornada de protesta
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