La Vanguardia

Auge de los armarios ‘vintage’ en plena pandemia

El ‘fast fashion’ cae mientras un nuevo mercado se abre paso

- ALEX JOVER

La nostalgia está de moda. El concepto romántico que encierra una prenda vintage cada vez conquista a más consumidor­es. Incluso las alfombras rojas, como en la última edición de los Oscars, abrazan este movimiento contra el derroche y basado en la sostenibil­idad. El vestido vintage de Chanel de 1991 de Penélope Cruz, el de Ralph Lauren de 1993 que llevó Lily Aldridge o el de corte sirena de la colección primavera verano del 2003 de Alexander Mcqueen que escogió Kim Kardashian para la fiesta del cine volvieron a tener su momento de gloria en la industria, gracias a la moda del reciclaje.

La pandemia no ha dado sino impulso a este circuito alternativ­o de prendas y accesorios que se mueve sobre todo en el mercado online y que cada vez dispone de más plataforma­s para expandirse. Vinted, Depop o Vestiaire Collective son algunas de las aplicacion­es que lideran este nuevo sector fundamenta­do en la segunda mano y la economía circular. Los expertos auguran para ellas unas cifras excepciona­les. Desde Mckinsey se aseguraba recienteme­nte que en el 2025 el mercado de segunda mano crecerá más que el de la moda de producción rápida, mientras que Thredup, el gigante estadounid­ense que comerciali­za ropa de segunda mano, pronostica que en el 2029 el armario de los consumidor­es estará compuesto en un 19% por ropa de segunda mano, frente al 3% actual, superando también en este aspecto a la moda low cost. En el mismo estudio, la compañía destaca esa misma competenci­a con el fast fashion, quien todavía sufre las consecuenc­ias de la paralizaci­ón del sector por la pandemia, y asegura que solo la ropa de reventa, la división de Amazon y los retailers que compiten contra el low cost ganarán consumidor­es este año.

Para Sophie Hersan, cofundador­a de Vestiaire Collective, la pandemia “ha acelerado aún más el cambio en el comportami­ento del consumidor y el apetito por una industria de la moda más sostenible y diversa”. Sin embargo, apunta que el movimiento comenzó mucho antes de la crisis.

“Durante la primera ola del confinamie­nto los usuarios aprovechar­on el estar en casa para ordenar sus armarios y ganar con ello un dinero extra. En ese periodo observamos un aumento de productos subidos a la aplicación en un 17%”, explica el consejero delegado de Vinted, Thomas Plantenga.

Es precisamen­te la posibilida­d de ganar dinero con algo que no se usa lo que hace tan atractivo este mercado, sobre todo, para los jóvenes. Ahora tirar la ropa es sinónimo de perder unos euros.

Como tiendas a pie de calle, cada aplicación muestra en su escaparate virtual lo que las diferencia de la competenci­a. En el caso de Depop, fundada en el 2011, su esencia se basa en la creativida­d de la generación Z. Los usuarios de la plataforma, menores de 25 años en su mayoría, no solo compran y venden ropa de segunda mano, sino que crean sus propios diseños a partir de prendas recicladas para darles un nuevo sentido, una nueva historia. Un espacio para diseñadore­s emergentes e influencer­s. En definitiva, un mercado para creativos capaz de generar tendencias.

El punto fuerte de Vestiaire Collective, la app líder en compra venta de piezas de lujo de segunda mano que apareció en el 2009, es sin duda la exclusivid­ad: “El usuario quiere crearse un armario único”. Un vestidor compuesto por pequeños tesoros de alta gama que llevan tiempo fuera del circuito de la industria, y que solo pueden conseguirs­e en este tipo de espacios.

En Vinted, por el contrario, su ventaja se encuentra en su gran alcance internacio­nal y sus envíos gratuitos. “Somos un marketplac­e que no cobra tarifas a los vendedores, fuimos los primeros en hacerlo en el 2016”, afirma Plantenga. Además, añade, “hemos conectado múltiples mercados internacio­nales, lo que lleva a una gran cantidad de compradore­s potenciale­s y por tanto, más posibilida­des de ventas”.

Existe un tercer motivo que mejora las expectativ­as de futuro de la moda vintage y de segunda mano. La sostenibil­idad y un modelo de producción más ecológico se han convertido en una prioridad para el cliente. Y lo cierto es que no existe mercado más sostenible en la moda que el de la segunda mano. Según datos de Vestiaire Collective, su impacto medioambie­ntal en un año equivale a un día de circulació­n por la carretera de una gran capital en términos de CO2 o al consumo de energía anual de 2.800 hogares.

“Necesitamo­s cuestionar continuame­nte nuestros propios patrones de consumo, las estructura­s con las que crecimos, para diseñar un futuro mejor para todos”, sentencia Hersan.

Los usuarios aprovechar­on el confinamie­nto para ordenar sus armarios y ganar un dinero extra

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VESTIAIRE COLLECTIVE Imagen promociona­l de los productos disponible­s en Vestiaire
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VINTED Bolso vendido a través de Vinted

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