Demasiado vikingo para España
Dinamarca fue superior a los ‘hispanos’, que tuvieron el empate a falta de 23 segundos
España se quedó sin tercera final de un Mundial después de mucho remar a contracorriente. Los hispanos sucumbieron en semifinales ante los vikingos, superiores en todos los frentes de principio a fin. El conjunto de Jordi Ribera, siempre a remolque, aun así tuvo posibilidad de empatar a falta de 23 segundos, pero Rubén Marchán estrelló el último lanzamiento en el larguero.
El duelo entre el bicampeón de Europa y el campeón mundial y olímpico presagiaba un rotundo choque de trenes. Dinamarca, atacando con portería vacía de buen inicio, dio primero con un 2-4 para marcar terreno, lo que obligó a España a ir a remolque.
Necesitaban los hispanos soltar el brazo y coger velocidad en circulación y en transición, pero el ritmo cansino de los nórdicos, por una parte, y el trelleborg –las fortificaciones vikingas– que levantaron alrededor del marco de Niklas Landin hicieron que España se estancase en ataque y se quedase en unos pobres 7 goles a los 15 minutos, el 7-11 con el que Dinamarca encendía las alarmas. Ribera pedía tiempo.
El profesor agitó su librillo: cambio en la portería, Corrales por un desdibujado Pérez de Vargas (2 de 14, un 14%), 5:1 en defensa con Álex Dujshebaev adelantado, y en ataque Maqueda en el lateral y Figueras en el pivote para abrir el muro.
Dinamarca, con una efectividad altísima (rondó el 85%), alcanzaba su máxima renta con el 8-13 de Magnus Landin (17m30s), pero los hispanos, con oficio, no perdieron los papeles. Se aferraron a la bravura de Maqueda, al juego de abrelatas de Figueras en los 6 metros o los misiles de Dani Dujshebaev para esbozar un primer intento de remontada que llevó al 14-16 a los 25 minutos. Dos goles de desventaja que se mantuvieron en el descanso (16-18). España corregía el descalabro, de perder de 5 a solo de 2.
Pero tras pasar por vestuarios, Dinamarca enfriaba la reacción al distanciarse de 4; una renta cómoda que mantuvo con solvencia (17-21, 21-25), de la mano de un Mikkel Hansen desmelenado y de un Saugstrup que estaba destrozando la retaguardia hispana.
Ribera buscaba soluciones para enderezar el rumbo. Volvió a confiar la portería en Pérez de Vargas por un Corrales en blanco (0 de 11) y dio entrada a Aleix Gómez para ganar en velocidad. Y le funcionó: se acercó por primera vez a un gol, el 25-26 de Daniel Dujshebaev (a los 45m). Una esperanza que mantenía hasta el 29-30 de Aleix a falta de 8m.
Pero los daneses eran demasiado vikingos para dejarse sorprender. La posibilidad de remontada española tan pronto se convertía en una utopía con el 29-33 de Svan (a falta de 6 minutos) como en una gesta factible con el 33-34 de Daniel Dujshebaev y la parada de Gonzalo a falta de 1m20s que daba la opción de empatar en el último ataque.
En ese último intento, con 49 segundos en el reloj, Alex Dujshebaev filtró un pase al pivote, Marchán lanzó con bote y el balón se estrelló en el larguero a falta de 23 segundos. Adiós al sueño de la final. En el último ataque, con 10 segundos, Dinamarca aún marcó en el lanzamiento sobre la bocina para poner el definitivo 33-35.
“En el segundo tiempo tuvimos oportunidades para poder ganar, nos faltó un poco de suerte, de poder aprovechar las opciones de empatar o ponernos por delante, eso habría hecho sentirse incómoda a Dinamarca. Estoy muy orgulloso de mi equipo por la evolución que ha tenido. A veces también hay que tener suerte. El bronce es un premio”, decía Ribera, con la esperanza de lograr la tercera medalla seguida mañana ante Francia (14.30 h).
SIN APORTACIÓN DE PORTERÍA
La portería española estuvo floja: 7 paradas (de Pérez de Vargas) en 42 lanzamientos, un pobre 17%
LA LECTURA DE JORDI RIBERA “Nos faltó un poco de suerte, de poder aprovechar las oportunidades para igualar o ponernos por delante”