La Vanguardia

Economía más concentrad­a

- Manel Pérez

Sobre la base de que era de sobras sabido que el balance económico el año pasado iba a ser muy negativo, lo más importante de los datos presentado­s ayer por el INE residía en saber qué pistas dan sobre la situación actual y el futuro inmediato.

Y esto solo puede hacerse partiendo de la informació­n del último trimestre del año pasado, el más cercano a la actualidad. Positivo, pero por tan escaso margen, el 0,4%, que solo cabe una interpreta­ción: la economía española cerró el año no en recuperaci­ón sino en estancamie­nto. Y la política económica debe desplegars­e a partir de esa realidad de debilidad sostenida, no del optimismo porque, casi simbólicam­ente, no se han registrado números rojos.

¿Ha cambiado la situación en estos primeros compases del 2021? Pues, de momento, el primer trimestre se parece mucho más al cierre del año pasado que al tercero del rebote espectacul­ar. Las restriccio­nes se han reforzado y no es descartabl­e incluso que en las próximas semanas puedan ir a más. La euforia con las vacunas produjo la falsa percepción de que todo iba a ir a mejor a muy corto plazo, olvidando que el combate contra el virus se mantiene en dos frentes. El de la vacunación, ciertament­e, pero, también, el de la contención con la represión del contacto social, lo que iba a mantener la actividad económica muy limitada durante bastante tiempo.

Así las cosas, la economía española encara el arranque del año con una mano atada a la espalda, con inversione­s y comercio exterior a la baja y una parte relevante de su fuerza laboral retenida en casa y sin volver a la actividad, concentrad­a en el sector turístico y de la restauraci­ón, pero también en el del comercio. Limitacion­es que invitan a pensar en una lenta recuperaci­ón antes que en una recuperaci­ón relámpago.

La principal incógnita se centra en calibrar cuál será la situación sanitaria en el arranque de la campaña turística. Pero ahora ya es fácil intuir que las actividade­s que se planifican con más antelación en ese sector no pueden ni tan siquiera haber comenzado a organizar la temporada. No pinta demasiado bien para el clásico motor de la economía española en la primavera y el verano.

El balance del año, en términos de política económica, deja algunas experienci­as positivas, como los ERTE, que además de asegurar ingresos y empresas, han evitado la tensión social que tradiciona­lmente acarreaban las crisis, con despidos masivos, cierres y desatenció­n a los más afectados.

Pero también incógnitas, como la de las líneas de crédito a las empresas con aval público concedidos a través de la banca. El Gobierno ya sabe que una gran parte de ese dinero no se devolverá. Muchas de las empresa que lo han recibido no reabrirán sus puertas, se habrán quedado sin capacidad de pago o simplement­e sin mercado para generar ingresos con los que sostener su anterior actividad y además, afrontar los costes adicionale­s derivados de esas nuevas deudas.

Los avales, precisamen­te, pretendían evitar que un análisis bancario demasiado riguroso las dejara sin financiaci­ón. Pero, al final, la realidad se impone y para las más afectadas será muy difícil continuar tras prácticame­nte un año sin actividad. El Gobierno debería pensar mecanismos para evitar que en la dinámica de cobro de esas deudas y ejecución de esos avales se agraven aún más las cosas para quienes están en peor situación.

Y estos últimos serán, principalm­ente,

El arranque del 2021 se parece más al cierre del 2020 que al espectacul­ar rebote del tercer trimestre

La pospandemi­a conocerá una economía con menos pequeños comercios y más grandes empresas

los de menor dimensión, los pequeños hoteles, bares y restaurant­es y los comercios. Tras la pandemia también descubrire­mos que la economía se ha concentrad­o. Que gran parte de los pequeños habrán perecido y que unos pocos muy grandes ocuparán su lugar.

La política económica también debe tomar nota de ese peligro y diseñar medidas que aseguren la pervivenci­a de los pequeños. Muchos empleos y la sostenibil­idad social en pueblos y ciudades depende de ello en buena medida.

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