La Vanguardia

Jordi Gual

Presidente de Caixabank

- LALO AGUSTINA

Jordi Gual, presidente de Caixabank, dio cuenta ayer de los últimos resultados anuales al frente de la entidad, que ganó 1.381 millones en el 2020 a pesar de la caída del 11% del PIB en España a causa de la pandemia.

Caixabank logró un beneficio neto atribuido de 1.381 millones de euros en el 2020, un 19% menos que el año anterior, en el último ejercicio antes de la absorción de Bankia, cuyo cierre está previsto para el primer trimestre. Tanto Jordi Gual, su presidente, como Gonzalo Gortázar, el consejero delegado, se mostraron ayer muy satisfecho­s de este resultado que se ha producido en un año en el que la economía española se contrajo un 11% por la crisis derivada del coronaviru­s y las medidas adoptadas para combatirlo.

Con buena parte de la economía cerrada o afectada gravemente durante meses, el consumo y la inversión frenados y la misma presión sobre los márgenes de los últimos años –con los tipos a cero–, el banco logró salvar un año complicadí­simo con una cuenta de resultados que resistió bien los golpes de la covid. Como el resto del sector, algunas de las palancas en las que se apoyó fueron sobrevenid­as, como la liquidez retribuida del Banco Central Europeo (BCE), el aumento del pasivo sin coste por parte de los clientes y el aval del ICO en 184.000 operacione­s crediticia­s realizadas por 12.640 millones. Gracias a lo anterior, junto con la gestión de la totalidad del riesgo y de los servicios prestados a los clientes, Caixabank limitó el impacto de la crisis en los márgenes y en su cartera crediticia.

De forma sorprenden­te, la morosidad no solo no creció, sino que descendió del 3,6% al 3,3% de los créditos en el 2020. “Nadie me hubiese creído si hubiese dicho que la morosidad iba a bajar, y eso nos da mucha confianza para encarar el 2021”, dijo ayer Gortázar, que espera que la gestión de la morosidad sea absolutame­nte gestionabl­e este año. Pese a eso, y en previsión de lo que pueda venir, la entidad terminó el año dotando su cartera de provisione­s hasta los 5.775 millones de euros, casi 900 millones más que a finales del 2019.

Si se quedará corto o largo dependerá de la evolución de la pandemia y de la dimensión del rebote de la economía que se espera en el 2021. Gortázar apostó ayer por el optimismo al hablar de la recuperaci­ón. “Tenemos la clara confianza en la evolución de la crisis, que tiene una naturaleza distinta a todas las anteriores”, explicó el directivo.

No hay duda, pues, de que el país saldrá adelante, aunque Gual aprovechó la rueda de prensa para exigir reformas al Gobierno: “Ahora es el momento de reemprende­rlas”, aseguró. El presidente de Caixabank pidió, en concreto, que se aborde “la reforma de las pensiones para asegurar que conforme envejece la población hay un esquema sostenible” para el sistema. También pidió cambios en el mercado laboral, que “sigue siendo dual y, cuando vienen dificultad­es, se ajusta por los trabajador­es temporales”. Y a lo anterior añadió “la reforma de las administra­ciones públicas y el buen uso y aprovecham­iento de los fondos europeos, realizado con coordinaci­ón del sector público y privado”.

Todas estas reformas, en el caso de que se aborden y se concreten, tendrán un gran impacto a largo plazo. A corto, Gual y Gortázar estarán centrados en la gestión de la crisis y en la fusión. Con respecto a la absorción de Bankia, el reto es ejecutarla en el primer trimestre, una vez que pasen el filtro del BCE, las autoridade­s de la competenci­a y el Ministerio de Asuntos Económicos. Gortázar explicó que, por su parte, todo avanza a buen ritmo y que tanto

Bankia como Caixabank han demostrado que “ninguno ha perdido fortaleza comercial ni se ha despistado en absoluto”, como pasa siempre que hay procesos de fusión en marcha. Los equipos de ambas entidades trabajan actualment­e en cuestiones preparator­ias sensibles, como el reparto de los cargos o el ajuste de plantilla y oficinas, temas de los que ha eludido ofrecer detalles.

Por último, Jordi Gual anunció ayer que el consejo del banco llevará la propuesta del dividendo a la junta de accionista­s para que apruebe un pago en efectivo de 2,68 céntimos por acción con cargo a los resultados del 2020, lo que supondrá que destinarán a este objetivo unos 216 millonesde euros. El pago del dividendo se realizará sobre los resultados agregados de Caixabank y Bankia, que se elevaron en el 2020 a 1.441 millones de euros. Los resultados de Caixabank gustaron al mercado. Las acciones subieron un 3,2% hasta los 2,09 euros en una jornada en la que el Ibex cayó un 2,2%.

RIESGO CONTROLADO

La morosidad cae al 3,3% en diciembre y el banco espera que se contenga en el 2021

BUENA ACOGIDA

Las acciones del banco suben un 3,2% en un día en el que el Ibex pierde casi un 2,2%

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CAIXABANK / EP Jordi Gual, presidente de Caixabank, y Gonzalo Gortázar, consejero delegado

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