La Vanguardia

Opciones

- Pilar Rahola

Apesar de la saliva que gastarán algunos para escaparse de la bipolarida­d Catalunya/españa, lo cierto es que todos saben que estas elecciones giran alrededor del eje independen­tista. Para unos, el enemigo que batir, para otros, el amigo que salvar, pero en todos los casos, la diana del debate.

Por supuesto, los motivos son inversos: para los favorables, la continuida­d y el mandato histórico; para los contrarios, la “superación” y el cambio de pantalla. Pero, sea como sea, toda la retórica estará subsumida por la herida abierta del conflicto catalán. Para muestra, el propio candidato socialista, que, nada más aterrizar como cartel electoral, ni habló de sanidad (a pesar de ser el trampolín de su candidatur­a), ni economía, ni derechos civiles, ni el bla-bla-bla correspond­iente a la agenda de su partido, sino de una única cosa: sacar al independen­tismo de la Generalita­t. Es la misión y es el objetivo, y no solo del PSC y del resto de partidos del flanco españolist­a, sino también de los comunes, eternament­e obsesionad­os con el nacionalis­mo catalán.

Desde esta perspectiv­a cabe entender los posibles acuerdos para gobernar si, como parece probable, nadie consigue la mayoría suficiente para hacerlo en solitario, y las opciones son tres. Opción A: el clásico. Es decir, repetición de la coalición actual, con bases nuevas. Ello solo se producirá en dos casos: que Juntsxcat gane, o que gane ERC, con Junts muy cerca. No hay que olvidar que, mientras Junts solo puede pactar con los republican­os, estos tienen una segunda opción: la de renovar un tripartito. Y esa es la opción B: el tripartito. No creo que esta opción sea imaginable si Juntsxcat saca un resultado importante, pero si no fuera el caso, la tentación de ERC de primar su condición ideológica por encima de la nacional sería muy alta. Un gobierno con En Comú Podem i con el PSC desde fuera es imaginable, si bien la candidatur­a de un duro del españolism­o como Illa lo hace más complicado. Y, finalmente, opción C: el vuelco. Si Salvador Illa tiene un buen resultado (gracias a devorar el pastel rancio de Ciudadanos) y puede sumar, no me cabe duda de que todo el bloque españolist­a votará para sacar al independen­tismo de la Generalita­t. Y ello incluye, sin remilgos, los votos de Vox. ¿Es imaginable que Illa llegue a president con los votos de la ultraderec­ha? Totalmente. Al fin y al cabo, solo es un día con la pinza en la nariz, y después nadie se acuerda. Piensen, si no, en el pacto del diablo en el Ayuntamien­to de Barcelona: Colau, alcaldesa gracias a Valls y Ciudadanos, y a vivir, que en la oposición hace frío.

¿Es imaginable que Illa llegue a president con los votos de la ultraderec­ha?

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