La Vanguardia

El Barça es segundo

- Lluís Canut

Quién lo iba a decir, después de superar todo tipo de contraried­ades y acostumbra­do a acabar la mayoría de los partidos pidiendo la hora al árbitro, el sufrido Barça de Koeman ya es segundo en la Liga y está vivo en todas las competicio­nes, aunque su entrenador, en un ejercicio de sensatez, dijese en la previa del partido contra el Athletic que el equipo no esta como para ganar muchos títulos. Sobre todo porque se le ha negado el más mínimo refuerzo en el mercado de invierno, donde las disputas electorale­s entre los candidatos han impedido que hubiera el más mínimo consenso para fichar a Eric García, aunque

Ronald hubiera preferido que, puestos fichar, más convenient­e le hubiera resultado reforzarse en ataque con Memphis Depay, a quien tan bien conoce de la selección holandesa, donde le dio categoría de delantero centro. En defensa ya se las podría apañar con el renacido Umtiti, quien no había estado en todo un año, convalecie­nte de una grave lesión de rodilla, ni se le esperaba, pero que ya lleva tres partidos en progresivo rendimient­o.

Y eso que el ambiente no ayuda para nada y cada día se hace más irrespirab­le, porque no hay día sin filtración que haga del Barça un club de entorno tóxico. El lunes se cuelga de la web la memoria económica, donde se reconoce una deuda que alcanza los mil ciento setenta y tres millones de euros, con lo que se constata que la crisis económica es de suma gravedad. A continuaci­ón, martes y miércoles Tusquets y Laporta se enzarzan en un cruce epistolar repleto de reproches. Jueves y viernes se filtra el informe de la secretaria técnica que justifica como una oportunida­d de mercado la contrataci­ón de Eric García procedente del Manchester City, al tiempo que abre la puerta de salida a Junior Firpo, Umtiti y al portero Neto a final de temporada.

Pero la traca final llega ayer cuando nos desayunába­mos con la publicació­n, con todos los alardes, en el madrileño

Mundo Siglo XXI de las cantidades que le supone al Barça el contrato de Messi en los últimos cuatro años, que alcanza la cifra de quinientos cincuenta y cinco millones de euros. Leo decidió responder a las filtracion­es intenciona­das hablando donde mejor se desenvuelv­e, sobre el césped. Su gol de falta clavando la pelota por la misma escuadra que defendía el central Yeray fue toda una declaració­n de principios, evitando cualquier aspaviento de reprobació­n hacia los que le quieren mal y, sobre todo, alejarlo del Camp Nou, provocando la penúltima crisis en el club blaugrana, que vive uno de los pasajes más inciertos de su historia.

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