Una enseñanza sin ética

Por qué regla de tres son más importantes las matemáticas que la ética? Si la regla de tres no sirve para responder a eso, es que las matemáticas no son más importantes que la ética. Según la nueva ley se puede haber finalizado la enseñanza obligatoria sin haber cursado ninguna materia de reflexión ética y educación cívica, pero se deberá haber aprobado geología. ¿Para esto los expertos han estudiado tanto? Enseñamos a estudiar sin haber aprendido los que enseñamos. Aprender que la enseñanza no va solo de conocimientos y de competencias: va de educación. El “aprender a aprender” y el “aula inclusiva” son viejos. La renovación pedagógica tiene más de cien años. Ahora lo nuevo es aprender a hacer frente a este mundo de tecnología despersonalizada y adictiva que nos ha caído encima y del que somos ya víctimas. Un reflejo de la pérdida de madurez mental y valores es la ausencia de debate en torno a la desaparición de la ética en la nueva ley.

Debe haber ética en la educación y, por lo tanto, ética en el currículo. Ética en mayúscula, en más de un curso, y tan troncal y puntuable como el resto de las asignaturas básicas. En ella no hay que adoctrinar políticamente ni aburrir filosóficamente al estudiante. La filosofía es para el bachillerato. La ética, para la secundaria. Ahora, con el reto de diseñar bien su programa. Si hemos de aprender competencias, más que saberes, que la primera sea evitar ser esclavos y sobre todo esclavos de nosotros mismos, de nuestra creciente ignorancia e inseguridad en esta supuesta era de información y oportunidades.

Urge introducir la ética en la ESO. Disponer de un espacio y un tiempo para aprender a hacerse personas: libres, maduras de juicio, socialmente responsables. Fuera del aula, no lo encontraremos.