La Vanguardia

Para adelantar trabajo

- Quim Monzó

Hace poco más de un mes, Ryanair lanzó una oferta de vuelos para la próxima Pascua. Debe de opinar que, igual que llegados los meses de calor el mundo decidió que teníamos que salvar el verano (con las consecuenc­ias que tuvo) y, más tarde, llegado el frío, salvar la Navidad (con consecuenc­ias todavía peores), este abril tocará salvar la Semana Santa. El titular es: “Las vacunas están llegando”. El texto del anuncio anima a comprar billetes antes de que se agoten. El eslogan: “jab & go”, “vacúnate y vuela”.

Finalmente, la Agencia de Estándares Publicitar­ios británica ha prohibido la campaña. Recibió más de dos mil quejas de los consumidor­es, una cifra que –según la BBC– la convierte en una de las más denunciada­s de la historia. La Agencia ha concluido que los anuncios son irresponsa­bles porque ofrecen informació­n engañosa sobre el proceso de vacunación contra la covid. Dan a entender que, en cuestión de meses, la mayoría de la población ya estará vacunada y podrá irse de vacaciones sin ningún problema. A pesar de no estar de acuerdo con estas conclusion­es, Ryanair ha sido obediente y ha retirado los anuncios.

En tiempos de covid, la publicidad es lava difícil de controlar. En Japón, en la ciudad de Osaka (donde a finales del XIX nació Yasunari Kawabata, un niño de mirada pura y brillante que, años después, acabó suicidándo­se), muchos enfermos de covid reciben ahora en su casa sobres con instruccio­nes sobre las medidas que deben seguir durante la cuarentena, a fin de no empeorar. Hasta aquí todo normal. El problema es que, en el dorso de esos sobres, hay un anuncio que reza: “Servicios Funerarios Municipale­s de Osaka. Para preguntas sobre funerales, llame a la compañía Koekisha”. El anuncio ofrece servicios de consulta para asesorarte sobre los precios de los diversos tipos de exequias que tienen.

La explicació­n de esta barrabasad­a es sencilla: desde el 2006, el Ayuntamien­to de Osaka vende el espacio del dorso de sus sobres para anuncios y así conseguir dinero, como por ejemplo hacen los clubs de fútbol con sus camisetas. Fue, pues, pura casualidad, nada intenciona­do. Pero si estás enfermo de covid y, con los pliegos de consejos que las autoridade­s sanitarias te envían, encuentras un anuncio así, lo primero que entiendes es que quizá pronto criarás malvas y más vale que te des prisa a preparar el entierro. No sería mala idea –el sábado que viene, 14 de febrero– poner carteles parecidos en las paredes de los colegios electorale­s, para que votantes y miembros de las mesas vayan adelantand­o trabajo.

En tiempos de covid,

la publicidad es un magma de lava difícil

de controlar

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