La Vanguardia

“Se asocia la inteligenc­ia con la pesadez, pero el futuro es la ligereza”

Milena Busquets, escritora, que publica ‘Gema’

- XAVI AYÉN

La novela anterior de Milena Busquets (Barcelona, 1972), También esto pasará (2015), fue un fenómeno de esos que se ven de tarde en tarde, con traduccion­es en más de treinta países. Tras aquella elegía vitalista a la madre de la propia Busquets, la editora Esther Tusquets, ahora vuelve con

Gema (Anagrama/àmsterdam, a la venta el lunes en catalán y el miércoles en castellano), de nuevo con una narradora muy –pero que muy– parecida a ella, que evoca a una compañera de clase en el Liceo Francés que falleció a los 15 años. Mientras, sale con un chico, habla con amigas, va al teatro, cuida de sus hijos... Busquets atiende a este diario en un restaurant­e del Eixample.

El lector tiene la impresión de leer una no-ficción donde ha cambiado los nombres...

Qué manía con pensar que la autoficció­n ha sucedido de verdad. La realidad sin pulir no aguanta una novela. Solo mantengo el nombre de Gema, no podía llamarla de otro modo. A la protagonis­ta no la llamo Milena ni Blanca, no tiene nombre.

¿Arrastraba la muerte de Gema hace tiempo?

Sí, hace muchos años. Escribir no me sirve como terapia, pero es una labor de rescate. Gema está ahí ahora, no cambiaremo­s el mundo pero sí rescatarem­os a la gente que queremos. Fue una putada enorme que se muriese, pero ahora hay un libro que habla de ella.

Es un hecho trágico pero un libro alegre.

Me niego a hablar de la vida, qué bonita, y de la muerte, qué desgracia, porque está todo mezclado. Hago una novela vital de la muerte de una niña de 15 años y sin banalizarl­a, porque nuestra cabeza pasa del drama al chiste en un momento.

Hay un montón de frases que podrían ser aforismos. Ejemplo: “A los quince años ya sabemos todo lo que sabremos sobre la amistad, no mejoramos como amigos, en todo caso empeoramos”.

Me gusta dar mi opinión, es un defecto. El personaje que más me gustaba de Quino era Susanita, que soltaba unos rollos enormes para contar que en la tienda no había guisantes...

Otros harían 500 páginas con la historia de una adolescent­e muerta. Usted, solo 150.

Es por educación: no quiero dar la lata o ser una pesada, esto es muy de nuestra burguesía. Lo que puedo decir en una frase no lo digo en tres páginas. Si eres García Márquez, puedes permitírte­lo, pero yo... Aburrir a la gente es grave, a la gente no se la aburre, por favor.

Usted reivindica la frivolidad.

Hay una cosa de carácter, lo tienes o no, hay gente más taciturna, no lo escoges. Se asocia la inteligenc­ia con la pesadez, los grandes rollos, y yo creo que el futuro está en la ligereza, la libertad. Nos dan muchos sermones, y a mí me enseñaron a intentar que la gente sonría conmigo, a que no se tiren por el balcón.

Otro tema es la culpabilid­ad como madre...

Los adolescent­es te exhiben su lista de agravios cada día: que si no hay cereales, que el apartament­o es pequeño, que no cocinas... Los hijos te ponen los pies en el suelo. No somos perfectos, pero vivimos tontamente con la aspiración de llegar a serlo y ¿sabe lo que eso te complica la vida?

Hablemos de sus modelos de hombre...

Mi padre y mi abuelo me salvaron al género masculino para siempre, me adoraban y siempre estuvieron presentes. En cambio, con mi madre... Siempre estuve convencida de que no tendría hijas, sino hijos, y así ha sido. El nuevo feminismo es genial, lo más importante que ha pasado en el mundo en los últimos años. Pero, a título personal, los que más me han facilitado la vida han sido los hombres. No me gusta demonizarl­os, tampoco a las mujeres. Yo digo cosas que, si fuera un tío, me metían en la cárcel. Igual está bien para reequilibr­ar la balanza, pero...

A la narradora no le gusta su pareja.

Lo está abandonand­o desde la página 1. Sin llegar a la obscenidad de Kureishi en Intimidad, quería contar un final, con cariño porque todos los personajes son gente que quiero. Tú no eliges de quién te enamoras ni desenamora­s, no podemos hacer nada para que nos quieran o para que nos dejen de querer.

Allí no hay ética que valga.

El amor es el único sitio que nos queda donde podemos hacer lo que nos dé la gana, sin dar explicacio­nes. A partir de los 40 años, cuando te han hecho mucho daño, ¿se puede seguir abierto a él? Yo lo intento pero mis amigos más listos se empiezan a cerrar, a protegerse.

“Yo digo cosas por las que, si fuera un tío, igual me metían en la cárcel”

 ?? GREGORI CIVERA / ANAGRAMA ?? Milena Busquets
GREGORI CIVERA / ANAGRAMA Milena Busquets

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain