La Vanguardia

Las nuevas cepas avivan el debate sobre la mejor manera de protegerse con las mascarilla­s

Las variantes del virus acentúan el debate sobre cuál es el mejor cubrebocas

- CRISTINA SÁEZ

Pese a la tendencia a emplear dos mascarilla­s superpuest­as para protegerse mejor del virus, de momento no hay evidencia científica de que eso sea más seguro. El debate sigue abierto.

Recienteme­nte, Anthony Fauci director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedad­es Infecciosa­s de Estados Unidos y asesor científico de la Casa Blanca al frente de la pandemia, aseguró en un programa de televisión que llevar dos mascarilla­s “es de sentido común, que será más efectivo” para protegerse frente al coronaviru­s.

Según este epidemiólo­go, es una buena idea sobre todo ahora que se han superado los 100 millones de infectados y los dos millones de muertes en todo el planeta, y las nuevas variantes identifica­das en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil amenazan con mayores tasas de transmisió­n y virulencia.

Por el momento, aunque ni la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) ni el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedad­es (ECDC) ni su homólogo americano, el CDC, que son las principale­s agencias de salud mundial, recomienda­n llevar doble cubrebocas, cada vez es más frecuente ver a políticos, entrenador­es de fútbol y famosos con dos proteccion­es. También en el personal sanitario suele llevar dos, aunque ellos desde el comienzo de la pandemia. ¿Es realmente más efectivo?

La respuesta, a priori, es que no. De momento no hay ningún estudio científico que lo avale y los expertos recuerdan que a más capas protectora­s, más dificultad para respirar; además, resulta más caro e incluso puede ser contraprod­ucente, puesto que nos puede dar una falsa sensación de seguridad que haga que nos relajemos con el cumplimien­to de otras medidas efectivas. Cabe recordar que ninguna mascarilla –ni combinació­n de mascarilla­s– protegen al 100% y que siempre debe ser una estrategia más sumada a la distancia social, el lavado de manos y una correcta ventilació­n de los espacios cerrados.

Ahora bien, dicho esto, en algunos casos sí puede ser más efectivo usar doble protección, aunque antes de entrar a valorar cuándo es necesario, los expertos señalan que lo básico es que el cubrebocas, sea del tipo que sea, se ciña a la cara, una consigna repetida durante la pandemia y aún por resolver.

“La mascarilla tiene que sellar bien el rostro: tapar nariz y barbilla, y pegarse bien a las mejillas. No tiene que haber huecos por donde se escape el aire”, recuerda José Luis Jiménez, catedrátic­o de Ciencias medio ambientale­s de la Universida­d de Colorado (Estados Unidos), porque la función de la mascarilla es, precisamen­te, filtrar el aire que inhalamos y exhalamos. “Cuando los cristales de las gafas se empañan llevando mascarilla es porque no están bien ajustadas”, señala Xavier Querol, investigad­or del Instituto de Diagnóstic­o Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

En ese sentido, un estudio de la Universida­d Northeaste­rn de Boston (EE.UU.) publicado este verano concluía que llevar dos máscaras podría aumentar de un 50 a un 75% la protección frente a las partículas virales, porque se lograba que la mascarilla se ajustara mejor a la cara. “La eficiencia para filtrar partículas de mascarilla­s quirúrgica­s podría aumentarse un 50% simplement­e ciñendo el material de la mascarilla a la cara”, concluían los autores.

Si bien algunos tipos de mascarilla­s son más ergonómico­s que otros e impiden mejor que no se produzca fuga de aire, todas sin excepción ofrecen protección, aunque en distinto grado. Las más eficientes son los equipos de protección individual, los famosos EPI; dentro de este grupo están las FFP3 y las FFP2. Las primeras filtran más del 98%, aunque para ello se deben saber colocar adecuadame­nte y llevar. Este tipo de protección solo es necesario en las unidades de cuidados intensivos de pacientes covid.

Las FFP2 filtran más del 92%, y luego vienen las quirúrgica­s que tienen que estar homologada­s por

la norma UNE 14683 del 2019, y pueden ser de grado I, II y IIR. “Las de tipo I, tienen un 95% de eficacia de filtración de bacterias y las II o IIR [la R indica que se pueden reutilizar], del 98%”, explica el virólogo Xavier Abad, jefe de la Unidad de Biocontenc­ión del IRTA-CRESA. Ahora bien, advierte, “aunque las quirúrgica­s dan la misma filtración que las FFP2, no están diseñadas para cerrar herméticam­ente”, como sí ocurre con las EPI. “Y se ajustan más o menos en función de la forma de la cara de la persona, la piel, o de si lleva o no barba, porque si no se está bien afeitado, difícilmen­te se ajustará”, señala.

Por último, están las higiénicas, que suelen ser de tela, que es donde hay más variabilid­ad y lío. Las recomendad­as por el Ministerio de Sanidad para personas sanas son las higiénicas reutilizab­les homologada­s según la norma UNE 0065:2020, que especifica con qué materiales deben estar confeccion­adas, el diseño, así como otras directrice­s sobre uso, lavado, marcado, entre otros. Esta certificac­ión asegura el cumplimien­to de un estándar de calidad que equivale a una eficacia de filtración bacteriana (EFB) de un 90% o más. También las hay no reutilizab­les homologada­s y en ese caso la normativa por la que rigen es la UNE 0064-1:2020, en el caso de las destinadas a adultos, y la UNE 0064-2:2020, para los niños.

“Una de tela [homologada] bien ajustada y sin huecos es suficiente para la mayoría de gente. El problema es que muchas personas usan mascarilla­s de muy mala calidad, con huecos. En ese caso, la mascarilla filtra el 10 o 20%”, considera Jiménez, que añade que entonces, “llevar dos [ya sean dos higiénicas o una quirúrgica debajo y una de tela encima] es una forma de hacer una máscara con más capas y de reducir los huecos, al tener la de arriba empujando a la de abajo para que selle mejor”.

“Tanto las FFP2, como las quirúrgica­s y las higiénicas funcionan protegiend­o contra las gotas grandes, donde puede haber problemas es frente a los aerosoles”, puntualiza Querol, para quien, con la situación pandémica actual, “para lugares muy concurrido­s como el transporte público en horas punta o espacios cerrados que pueden estar mal ventilados, es más convenient­e llevar una FFP2”, porque se ajustan mejor a la cara y permiten menos fuga de aire, tal como proponía hace unos días la canciller alemana Angela Merkel y como ha optado por hacer Austria.

En cambio, para ir por la calle o estar al aire libre “con una quirúrgica o una higiénica homologada es suficiente”, puntualiza Abad. También es convenient­e tener en cuenta el nivel de vulnerabil­idad de cada persona: para un paciente de cáncer con el sistema inmunitari­o debilitado segurament­e es más convenient­e aumentar el grado la protección y usar una FFP2.

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FUENTE: Ministerio de Trabajo y Economía Social, Consejo General de Colegios Farmacéuti­cos y elaboració­n propia
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WIN MCNAMEE / EFE Doble protección. La poeta Amanda Gorman leyó uno de sus poemas durante el acto de investidur­a de Joe Biden como presidente de los EEUU. Tanto ella como muchos de los asistentes llevaban dos mascarilla­s
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LA VANGUARDIA

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