La Vanguardia

A una semana del día D

- Jordi Juan Director

Auna semana de las elecciones catalanas, cualquier hipótesis de resultado puede ser válida debido a la igualdad de las tres fuerzas dominantes y las dudas que despierta el nivel de participac­ión. Difícilmen­te el electorado catalán se encontrará con unos comicios tan extraños. La fecha definitiva no se acordó hasta ya entrada la campaña; después entraron dudas sobre las condicione­s de seguridad en los locales electorale­s ante el riesgo de contagios, y finalmente, derivado del punto anterior, aún persisten las dudas sobre si habrá suficiente personal en las mesas electorale­s para garantizar la votación. Son demasiadas incógnitas en el ánimo de un votante afectado por la pandemia. Ya lo decimos aquí y ahora: el 14-F puede haber sorpresas que hoy ni sospechamo­s.

A trancas y barrancas se ha superado el ecuador de la campaña y se ha llegado a la recta final. De esta primera parte de la campaña, poco que decir. La ausencia de mítines ha impedido calibrar bien la fortaleza o la debilidad de los distintos adversario­s. Es bien sabido que los aparatos de los partidos ya intuyen sus éxitos o fracasos electorale­s a partir del termómetro de estos actos electorale­s, no solo por la dificultad o no de llenarlos, sino también por el ambiente que se genera. Ahora no les ha quedado otra que sustituir el experto instinto de los veteranos militantes por los trackings electorale­s. Y ya saben ustedes que acertar hoy un sondeo electoral es casi tan difícil como ganar el euromillón.

En este ambiente de incerteza, el resultado del 14-F va a tener consecuenc­ias no solo para Catalunya, sino también para España. Va a haber muchas lecturas a partir del domingo. En el ámbito catalán, saber qué hará el independen­tismo si logra, como parece, revalidar su mayoría, y como juega con un PSC supuestame­nte más fortalecid­o y gobernando en Madrid. Y en España, qué pasa si, como pronostica­n algunas encuestas, Vox da el sorpasso al PP. El impacto del 14-F puede ser muy sonado con consecuenc­ias para el futuro de los partidos perdedores. Al tiempo.

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