La UE insiste en dialogar con Rusia
Moderación en Bruselas tras el fuerte choque diplomático del viernes entre Borrell y Lavrov en Moscú
No fue el mejor día de Borrell. Apremiado por la necesidad objetiva de la Unión Europea de mantener relaciones fluidas con Moscú, consiguió el permiso de los 27 países para un viaje que acabó en victoria táctica de Rusia. El viernes, el experimentado Serguéi Lavrov lo colocó en la peor de las situaciones utilizando tres armas: la crítica general a la UE a la que calificó de socio no fiable; el ataque personal a Borrell, con la comparación con los presos catalanes, y la muestra de contundencia, con la expulsión de tres diplomáticos europeos.
Todo después de cinco horas de reunión a puerta cerrada que fueron muy difíciles y en algunos momentos con enfrentamientos abiertos. Borrell exigió que se liberara a Navalni y que investigara su envenenamiento, y esto agitó el debate con Lavrov negándose a todo. A la salida, en la rueda de prensa, el ruso sacó la artillería: contundencia y mención al procés. La expulsión de los diplomáticos alemán, polaco y sueco fue la guinda.
“La UE no puede permanecer sin ir a Rusia, tenemos temas estratégicos en común, el acuerdo con Irán, el Mediterráneo, Libia, Ucrania, son temas que hay que discutir”, argumentan diplomáticos europeos, que destacan que desde el 2017 el alto representante no había ido a Rusia, y que aquel fue un viaje de Federica Mogherini que pasó sin pena ni gloria.
“Era un desastre anunciado. Era evidente que el Kremlin haría todo lo posible para sabotear el viaje. Y en eso, son grandes profesionales”, dice Carmen Claudín, analista asociada del Cidob. Fue el choque entre dos políticos, Borrell y Lavrov, que comparten estilo agresivo y directo y que se conocen bien. El ruso sabe de primera mano las debilidades del catalán y su papel en el procés. En los tiempos de Josep Borrell como ministro de Asuntos Exteriores, tuvieron un encuentro tenso en Madrid en el 2018 sobre las injerencias rusas en Catalunya. Borrell estuvo duro, pero Lavrov, como siempre, lo negó todo. El tema catalán saldría también en otra reunión de los dos en Japón al año siguiente. Por tanto, Lavrov lo tenía fácil para identificar uno de los frentes en que podía hacer daño.
“Era un momento peligroso y delicado para ir a Moscú”, reconocen
En su época de ministro, Borrell ya chocó con Lavrov por la injerencia rusa en Catalunya
fuentes europeas, pero insisten que la UE debe mantener abierta la puerta con Rusia. “No podemos decir: no me gustas y voy a quedarme en un rincón”, dijo Borrell antes de partir hacia Moscú. En aras de este diálogo, los Veintisiete llevan tiempo frenando la adopción de nuevas sanciones por el envenenamiento de Navalni mientras buscan vías de entendimiento con Moscú para hablar de Irán y Libia entre otros temas. La reacción de la UE a la expulsión de los tres diplomáticos es por el momento moderada, con Angela Merkel y Emmanuel Macron insistiendo en mantener el diálogo a toda costa. La UE se ha fijado marzo como el momento para pasar revista a la relación con Rusia, aunque puede que tenga que acelerar los plazos. Mientras, hasta el momento se resiste a aplicar más sanciones por el caso Navalni, después de las adoptadas en octubre.
Sin embargo, la táctica europea choca con una dificultad, que Moscú solo respeta a los que percibe como fuertes. “Lo que respetan los rusos es la expresión de fuerza, no la de camaradería”, dice Carmen Claudín. Desde el inicio de su mandato como alto representante, Borrell ha mantenido que “Europa debe aprender a hablar el lenguaje del poder” y no confiar solamente en el poder blando, como ha hecho hasta ahora. Sin embargo, en esta ocasión, Borrell no ha sabido aplicar su propio principio y lo ha pagado.