La Vanguardia

Amantes residentes

- Mariángel Alcázar

Para ser residente en Andorra y tener derecho a cotizar según su benévolo régimen fiscal hace falta vivir allí más de la mitad del año, es decir, 183 días. Como soy de las que creen en los impuestos y, al mismo tiempo, exigir a los gobiernos es que los utilicen de forma transparen­te y equitativa, no voy a hablar de tramposos ni de pícaros fiscales, pero sí de los que se escabullen de los impuestos sentimenta­les. ¿Cuántos días al año, o al mes, son necesarios dedicar al otro para adquirir la condición de residente? Ya puestos, debería regularse cuándo se puede dar por sentado que se es persona prioritari­a para compartir las vacaciones; para ejercer de acompañant­e en eventos sociales o familiares y, en estos tiempos digitales, concretar, además, cuándo está permitido subir fotos en las redes sociales sin temor a meter la pata. En definitiva, ¿cuándo se puede llamar a alguien pareja?

A cierta edad ya no se puede tener novio ,oal menos no hay nada más anacrónico que utilizar ese término, porque, a la que te descuidas, las opciones de futuro pasan del medio plazo al plazo inmediato y no es cuestión de andar perdiendo el tiempo con cortejos. Aunque peor es utilizar lo de mi compañero, porque denota que eres de la edad de piedra; ni por supuesto mi marido cuando no median ni papeles, ni convivenci­a. Lo de amigo entrañable, como diría Corinna, no cuela ni como eufemismo, y lo de amigo con prestacion­es especiales, por decirlo finamente, menos aún. Por eso, estaría bien, que al igual que para los evasores fiscales, se fijaran unos parámetros para conceder la categoría de amante residente a quien, en cuerpo o en alma, nos dedique la mayor parte de su tiempo o, al menos, de su tiempo libre. Por debajo de esos mínimos solo cabe hablar de evasores sentimenta­les o, siendo buena, de amantes pasajeros y, últimament­e, se viaja poco o nada. Una pena.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain