“Los cubrebocas textiles son más ergonómicos y sostenibles“
Enric Carreras, director del Instituto de Investigación Textil y Cooperación Industrial de la UPC analiza con La Vanguardia las ventajas de las mascarillas higiénicas certificadas.
¿Una mascarilla higiénica homologada es suficiente?
Para la vida cotidiana, sí. En situaciones en que pueda haber alta carga viral, mala ventilación o dificultad para mantener distancia de seguridad, como el metro en hora punta, mejor una FFP2. Lo ideal es llevar las dos encima e ir combinándolas en función del momento, como hacemos con las gafas de sol y las de vista.
¿Qué ventajas tienen las textiles?
Son más ergonómicas y se ajustan mejor a la cara, por lo que minimizan las fugas de aire. Resultan más económicas, porque duran entre 20 y 50 lavados, y por ello son más sostenibles. Las quirúrgicas suponen 3 gramos de plástico cada una. Si los españoles usamos tres por semana, son 1.700 toneladas de residuos al mes y hay que sumarle la huella de carbono si son importadas. Al final es como comprar un residuo, porque esa mascarilla a las cuatro horas hay que desecharla. Por ello, mejor una buena mascarilla textil y de proximidad, que ayude a dar vida a la economía local.
¿Cómo debe ser una buena higiénica reutilizable?
De tejido certificado, preferiblemente de fibra sintética, que atrae el virus por carga electrostática y no retiene tanto la humedad de las gotículas respiratorias como el algodón. Debe estar homologada por la norma española UNE 0065 que es más exigente que la normativa europea.
¿Cómo podemos saber si una mascarilla lo está?
En la tienda, busca en el móvil la web de la marca que la fabrica, comprueba si tiene certificación y si puedes acceder a los resultados de los tests de homologación, porque si una empresa asegura que certifica, pero no cuelga resultados, algo esconde. Estamos en una situación grave y hay que tener la garantía de lo que compramos.