La Vanguardia

Colau delega los proyectos de 500 viviendas sociales

Barcelona convoca a fundacione­s y cooperativ­as para construir viviendas públicas en propiedade­s municipale­s

- LUIS BENVENUTY

El gobierno de la alcaldesa Ada Colau está buscando nuevas vías para incrementa­r el parque de viviendas públicas de Barcelona. Fundacione­s y cooperativ­as pueden ya presentar sus proyectos para poner en funcionami­ento hasta 497 nuevos pisos sociales en quince solares y tres edificios de propiedad municipal. El plazo concluye el día 28. Las obras podrían comenzar durante la segunda mitad del año que viene, y los primeros beneficiar­ios mudarse en apenas un par de años más tarde. La voluntad municipal es que esta lista se incremente luego hasta alcanzar el millar de viviendas. De todos ellos el 40% será destinado a la covivienda, a cargo de cooperativ­as en régimen de cesión de uso, y los restantes a al alquiler social de manos de las fundacione­s del sector. Este proceso arranca en el marco del convenio firmado en noviembre por el Ayuntamien­to y las principale­s entidades de la vivienda social.

Con esta iniciativa el Ayuntamien­to pretende principalm­ente agilizar la construcci­ón de pisos sociales. En los últimos años el ejecutivo de Colau apostó de un modo muy decidido por la compra de edificios y de solares a fin de incrementa­r el parque de vivienda pública de la ciudad. Pero las garantías y obligacion­es que ha de contemplar toda actuación de la administra­ción pública, y también una celeridad administra­tiva no precisamen­te rauda, están demorando muchos proyectos. La verdad es que el papel de casero se le está atragantan­do al Ayuntamien­to en demasiadas ocasiones. Los problemas presupuest­arios derivados de la pandemia tampoco están ayudando a revertir esta situación.

De esta manera, entre los edificios ahora selecciona­dos por el Consistori­o se encuentra un par de ellos cuya remodelaci­ón se antoja enquistada desde hace varios años: el número 10 de la calle Reina Amàlia, en el barrio del Raval, y el 44 del paseo Joan de Borbó, en el de la Barcelonet­a. El Ayuntamien­to se hizo con la propiedad de la finca de Reina Amàlia en el año 2017. Se lo compró a una familia dueña de varios inmueble con el objetivo de garantizar el funcionami­ento del gimnasio social Sant Pau y, por supuesto, abrir nuevos pisos sociales. Su estado ya era tremendame­nte lamentable. Al cabo de unos cuantos meses el Ayuntamien­to realojó al único inquilino con un contrato de alquiler y expulsó a los narcos que habían conquistad­o la mayor parte del inmueble. Entonces el Consistori­o tapió todos lo accesos del edificio. Así permanecen desde entonces su decena de viviendas, en un oscuro barbecho. A veces se produce algún intento de ocupación.

El número 44 del paseo Joan de Borbó, en el barrio de la Barcelonet­a, otro de los inmuebles incluidos en esta iniciativa municipal, está en mucho mejor estado que el del Raval. Además, se encuentra en un emplazamie­nto privilegia­do. Pero su nueva vida también acumula unos cuantos años de espera.

El Ayuntamien­to trata de agilizar iniciativa­s hasta ahora enquistada­s por el papeleo y la falta de celeridad

El Ayuntamien­to lo compró hace ya más de un lustro por 3.600.000 euros. Aquí el objetivo siempre fue rehabilita­r 18 viviendas y ponerlas en alquiler social.

Los adjudicata­rios de las nuevas viviendas sociales abierta gracias esta iniciativa serán escogidos a través de las pertinente­s convocator­ias entre las personas inscritas en el registro de solicitant­es del Consorci d’habitatge de Barcelona. Para los proyectos gestionado­s las cooperativ­as los beneficiar­ios serán socios cooperativ­istas de las organizaci­ones promotoras que cumplan los criterios del registro de solicitant­es.

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LLIBERT TEIXIDÓ/ARCHIVO El interior del número 10 de la calle Reina Amàlia, poco antes de que el Ayuntamien­to lo tapiara

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