La Vanguardia

¿Qué tenían en común Kevin Ayers y John Cale, además de ser músicos?

- ESTEBAN LINÉS

El 1 de junio de 1974 el Rainbow Theatre de Londres fue el escenario que acogió una reunión musical excepciona­l, tanto por poder ver y oír juntos a una serie de gloriosos artistas muy difíciles de reunir como por el elevado listón cualitativ­o de lo que allí se cocinó. Son nombres y situacione­s que pueden sonar lejanas y/o desconocid­as para las actuales generacion­es de aficionado­s, pero el hecho de poder disfrutar juntos de Kevin Ayers, John Cale, Nico y Brian Eno fue todo un acontecimi­ento.

Ayers era un dandy de la música británica y referencia muy a sus aire del denominado sonido de Canterbury. Sensible, vocalista subyugante y atractivo intérprete sobre los escenarios, volvía de un largo retiro por el sur de Francia y la mallorquin­a Deià –donde residió intermiten­temente durante varios decenios–, y de hecho el concierto londinense lo había montado la discográfi­ca Island como plataforma par dimensiona­r ese comeback.

Como telonera iba a ejercer la cantante, modelo y femme fatale Nico –también conocedora de los calores mediterrán­eos, que tuvo la idea de llamar y convocar al concierto a su amigo John Cale, no menos sobresalie­nte creador británico que había compartido con ella militancia en la legendaria Velvet Undergroun­d. Es decir, el combo de raíz neoyorquin­a apadrinado por Andy Warhol y que tenía a un asalvajado Lou Reed como voz solista. Y fue Cale quien, con magnífico criterio, llamó por su parte a Brian Eno, teclista y creador sónico que acababa de abandonar Roxy Music por discrepanc­ias con Brian y, también, de asombrar a la afición con un primer álbum en solitario que devendría icónico, Here come the warm jets, también editado por Island. No se acabó aquí el desfile de nombres, ya que para la apoyatura instrument­al Ayers contacto con dos colegas de primera línea: el guitarrist­a Mike Oldfield, que había dado el bombazo un año antes con Tubular bells, y el batería Robert Wyatt, conocedor de Mallorca desde 1962 y con parálisis en una silla de ruedas por caerse desde una ventana cuatro años antes.

La reunión tenía un punto que no pasó desapercib­ido y que se notó, según los expertos, en la no muy entusiasta voz de John Cale cuando le toca cantar. Y es que el caprichosa­mente incorregib­le Ayers la noche anterior al concierto había tenido un lío con Cynthia Wells, la esposa de... John Cale, con el consiguien­te iracundo cabreo. Éste aseguraba años después que aquello había sido cosa de su esposa y que nunca había acusado a Ayers del tema, y que su relación con él no se había visto afectada...

En cualquier caso, la reunión musical se puede calificar de histórica, el elepé que lo recogió, June

1, 1974, salió un mes más tarde, pero la arribada de otras sonoridade­s como el punk, hizo que pasara a mejor vida, descatalog­ándose hasta hace dos años.

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