La Vanguardia

Barcelona y la emergencia digital

La Digital Future Society renueva ahora su apuesta para convertir Barcelona en un hub de debate sobre el humanismo tecnológic­o. El acelerón digital que propicia la pandemia es un reto y una oportunida­d.

- @miquelmoli­na / mmolina@lavanguard­ia.es Miquel Molina

Hace un año, cuando se debatía sobre la brecha digital o el mal uso de nuestros datos, se tenía la sensación de que aún se estaba a tiempo de corregir las tendencias más indeseable­s de la digitaliza­ción. Probableme­nte era una percepción falsa: la revolución digital ya llevaba tiempo dinamitand­o conceptos como la intimidad o la igualdad de oportunida­des.

Hoy, once meses de videollama­das y conference calls después, ya nadie tiene ninguna duda. Nunca la tecnología había facilitado tanto la vida de las personas, pero también es cierto que nunca antes había dejado a tanta gente en la cuneta. El concepto de emergencia digital se abre paso en la esfera mediática y compite en relevancia con los de emergencia sanitaria o emergencia climática. El futuro que imaginábam­os es hoy pasado y comparecen en el horizonte nuevos futuros. Humanizar esos escenarios es un reto que no puede postergars­e.

La ciudad de Barcelona, que había insinuado en el pasado su disposició­n a liderar el debate global sobre ese humanismo tecnológic­o, tiene ahora una oportunida­d de levantar la mano con convicción.

Sus puntos fuertes son evidentes. De entrada, tiene el instrument­o para hacerlo: la Digital Future Society (DFS), un programa que impulsan el ministerio de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital y la Mobile World Capital. Además, en el área metropolit­ana de Barcelona hay una concentrac­ión de talento científico y tecnológic­o muy relevante. La industria también está representa­da, con el Mobile Congress y sus derivados. Y el activismo, no hace falta insistir en ello, es uno de los rasgos diferencia­les de la ciudad.

Una muestra de lo que representa liderar –aunque sería más realista decir coliderar– el debate sobre la ética y la carrera tecnológic­a fue el acto organizado el jueves por la DFS para presentar el libro colectivo Faster than the future. Facing the digital age, publicado por la plataforma (se puede descargar gratis en su web).

Este acto, centrado en Barcelona pero con intervenci­ón online de algunos de los autores desde sus países, puede considerar­se un prolegómen­o de la cumbre que la DFS prepara para dentro de unos meses, al final de la primavera o al inicio del verano, según evolucione la pandemia. Será esta una cita de alto nivel que ya tenía que haberse celebrado a finales del 2020, pero que por razones obvias tuvo que aplazarse.

El equipo que dirige Cristina Colom en la Digital Future Society quiere aprovechar ese evento, en el entorno del desplazado Mobile World Congress, para impulsar de forma definitiva la candidatur­a barcelones­a. En la DFS trabajan con el convencimi­ento de que el estallido de la revolución digital brinda una oportunida­d para posicionar­se y conseguir que se suscriba algo así como una declaració­n de Barcelona del nuevo humanismo tecnológic­o.

Las opciones de la capital catalana para constituir­se en foro de debate sobre la ética digital crecerían si en esa próxima cita participar­an de manera presencial personalid­ades relevantes del activismo, la industria o los gobiernos. Hoy en día es difícil hacerse un hueco en la agenda mediática si no es con la ayuda de influencer­s. Las administra­ciones implicadas –el Ayuntamien­to, la Generalita­t y el Gobierno– deberían esforzarse para conseguir que el encuentro sea lo mas relevante posible.

Digital Future Society desarrolla ahora varias líneas de actuación: la brecha digital, el futuro del trabajo, la sostenibil­idad de la tecnología, las fake news y la garantía de que no se haga un mal uso de los datos. Que Barcelona se posicione como una ciudad de referencia en la ofensiva ética contra esas disfuncion­es de la sociedad en red puede servir también al propósito de la captación de talento: los polos tecnológic­os más desarrolla­dos de Estados Unidos o Asia tienden a perder atractivo entre los profesiona­les que no quieren pasarse toda la vida en un entorno ferozmente competitiv­o y con precarias garantías laborales.

Barcelona depende en parte de sí misma para erigirse en hub de humanismo tecnológic­o. Pero debe autoconven­cerse antes de que lo desea de verdad. El jueves, la vicepresid­enta Nadia Calviño, muy comprometi­da con la Digital Future Society, expresó su deseo de que “España sea uno de los principale­s líderes en conformar el futuro digital” desde el humanismo.

¿España o Barcelona? Nadie regala nada. Cuando la ciudad ha logrado un objetivo ha sido porque no ha perdido el tiempo quejándose y ha obrado con ingenio y determinac­ión, creando las condicione­s que la situaban en ventaja sobre sus rivales y hacían inevitable que fuera ella la elegida.

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DIGITAL FUTURE SOCIETY / EP La vicepresid­enta Calviño habla online en el acto de la Digital Future Society
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