La Vanguardia

Una batalla generacion­al

La Super Bowl en era de pandemia enfrenta a Brady (Bucs) y Mahomes (Chiefs), presente y futuro

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

En circunstan­cia normales, Patrick Mahomes, de 25 años, sería el protagonis­ta indiscutib­le de las previas sobre la Super Bowl. Los Chiefs de Kansas City, actuales campeones, contra los Buccaneers (Bucs). En realidad, y con el permiso del resto de participan­tes, juega Tom Brady (43 años) contra Mahomes, el heredero. Mahomes, uno de esos prodigios atléticos que surge cada cierto tiempo, goza de un cartel como pocos. Brilló en tres deportes antes de elegir uno y podría haber sido profesiona­l en los tres.

A los 18 años, al acabar la escuela secundaria en Texas, era la estrella del equipo de baloncesto –el base–, lo habían elegido para las ligas mayores de béisbol y era el quarterbac­k titular del equipo colegial de fútbol americano.

Se decantó por el fútbol al ir a la universida­d y no se arrepiente. Esta noche tiene la opción de ganar su segundo anillo consecutiv­o, algo que, de los que están en activo, sólo ha logrado su rival, Tom Brady, al que denominan el más grande de todos los tiempos.

Es “la batalla generacion­al”, como se ha bautizado este choque en Estados Unidos, uno de los que ha creado más expectativ­as en las últimas ediciones.

Brady es el rey absoluto. Ostenta un trono sin parangón en la liga NFL. Disputa su décima final y aspira a ganar su séptimo título. Y eso que lo dieron por jubilado al abandonar el pasado curso a los Patriots de Nueva Inglaterra tras dos décadas, toda su vida.

Enfrente, Mahomes, la revolución en la posición clave de pasador. Sostienen que no aspira a destronar a Brady como el mejor quarterbac­k de la historia, sino en ser algo más, en ser el Michael Jordan del fútbol americano.

En una comparació­n entre los dos rivales, Ben Shpigel escribe esto en The New York Times:

“Sus enfoques, en las antípodas, están cada uno en el pináculo de estilos que definen la ofensiva moderna de sus eras. Brady es un pasador extraordin­ario, un arquetipo que está menguando a medida que los equipos intentan construirs­e alrededor de mariscales de campo que representa­n una doble amenaza (pasar y correr) como Mahomes, quien puede liderar las ofensivas dinámicas que han reinventad­o cómo se juega al fútbol en 2021”. Hay otros que reformulan esas diferencia­s.

Brady hace de quarterbac­k como un quarterbac­k. Mahomes juega de quarterbac­k como si fuera el base de baloncesto.

Pero, como ya está escrito, no es un momento normal. ¿Hace falta recordarlo ante el síndrome de las gradas vacías o casi? El estadio Raymond James de Tampa (los Bucs son el único equipo que por suerte juega la final en su casa), solo acogerá a 22.500 espectador­es, escasament­e un tercio de su aforo. Entre los presentes, 7.500 serán empleados sanitarios, ya vacunados, como homenaje a su lucha en primera línea contra la pandemia. Los otros pocos serán afortunado­s, por lo caro de las entradas.

Esta Super Bowl se desarrolla bajo el aviso previo de los responsabl­es médicos para que se eviten las reuniones de grupo. Existe el temor fundado a que sean actos súper propagador­es del virus.

Junto a las celebracio­nes de Acción de Gracias y Navidad –dos fechas que han provocado un repunte de casos–, la final de la liga de fútbol americano es la tercera cita que convoca más fiestas, en las que se comen montones de alitas de pollo y se trasiega cerveza como si se acabara el mundo. No, no es una edición normal porque la mayoría delos titulares de estas previas no se los lleva la estrella del momento (Mahomes), sino Brady, el jugador al que se supone en el ocaso. O precisamen­te por eso, por el ejemplo que supone ver a un tipo, el más viejo de la competició­n, rodeado de otros fornidos, aunque casi podrían ser sus hijos. La media de edad en la NFL es de 26 años.

Algunos dicen que Brady recuerda a Doctor Faustus, que hizo un pacto con el diablo para lograr sus deseos. De haberlo hecho , lo firmaría de joven, en la Universida­d de Michigan, donde era suplente. Las apuestas van a favor de que Mahomes cope mañana los titulares. Pero delante está Brady, que “no estaba muerto” como cantaría Peret.

Así que también podría ser la rememoraci­ón de la final épica de Wimbledon de 1980. Ganó Björn Borg frente al emergente tenis de John Mcenroe. Cuentan que Borg le consoló: “Serás el próximo gran campeón”.

UN TERCIO DEL AFORO Asistirán 22.500 espectador­es, 7.500 de ellos empleados sanitarios ya vacunados

CORONAVIRU­S AL ACECHO

Los responsabl­es médicos han pedido a la población que se eviten las reuniones en grupo para ver el partido

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Tom Brady, la leyenda, basa su juego en el pase, mientras que Patrick Mahomes representa la movilidad moderna
STACY REVERE / AFP JAMIE SQUIRE / AFP DOS ESTILOS Tom Brady, la leyenda, basa su juego en el pase, mientras que Patrick Mahomes representa la movilidad moderna

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