VILAJUÏGA, AGUA GASTRONÓMICA, ÚNICA, ESCASA Y SINGULAR
Vilajuïga es un agua mineral natural carbonatada naturalmente –sin gas carbónico añadido como otras aguas con gas– y, por tanto, doblemente natural.
Sus cualidades organolépticas ofrecen con elegancia una experiencia gastronómica sin precedentes. En boca destaca la sensación de cuerpo ligero y un frescor en el paladar muy generoso que marida a la perfección con la gastronomía de gran calidad. Algo muy característico y valorado es que, además de ser ligeramente gasificada, no sacia ni se impone. Ofrece, desde la prudencia, finura y respeto. Disfrutar de una buena comida con Vilajuïga es una de las mejores experiencias gastronómicas que un buen paladar puede apreciar.
Es un agua que permite sublimar la experiencia gastronómica, con personalidad pero que respeta las elaboraciones culinarias. Además, esto lo demuestra su gran capacidad para maridar con todo tipo de bebidas que la acompañan: vinos, cavas, champagnes, vinos dulces, cafés e infusiones... Gracias a su suave gas carbónico hace la función de limpiar el paladar; de este modo, permite que las papilas gustativas puedan valorar con armonía las cualidades de las bebidas acompañantes.
Su manantial está situado en el Alt Empordà, rodeado del parque nacional del Cap de Creus. Un agua gastronómica, única, escasa y singular que proviene de un acuífero situado a 70m de profundidad, cuyos estratos geológicos aportan al agua distintos minerales y sus mágicas burbujas naturales «de aguja». Un viaje de más de 30 años desde su nacimiento gracias a las lluvias en la sierra de la Verdera hasta llegar al pueblo de Vilajuïga, dónde reposa en equilibrio y armonía. A través del subsuelo el agua se desliza absorbiendo minerales a su paso: magnesio, sodio, calcio, litio y bicarbonatos, responsables de sus burbujas naturales «de aguja».
Un agua centenaria (1904) que fluye tal como sale de la naturaleza para llevar a la mesa elegancia y tradición, con autenticidad y honestidad. Un territorio modelado por la tramontana y sus piedras esculpidas por lluvias centenarias inspiran su nuevo diseño. En la belleza de la imperfección de las formas orgánicas que da la naturaleza, se consigue una asimetría única y singular como el agua que contiene.