VOTAR EN PANDEMIA EN BARCELONA
El voto obligatorio empuja a miles de residentes ecuatorianos en Barcelona a acudir a las urnas en un aireado y amplio pabellón de la Fira
Miles de ecuatorianos residentes en Barcelona acudieron ayer a votar en las elecciones presidenciales que se celebraban en su país. El centro de votación en la capital catalana se instaló en el pabellón Textil del recinto ferial barcelonés. Durante la jornada, los votantes debieron mantener las medidas sanitarias vigentes por la pandemia.
Mientras Catalunya entra en la recta final de la campaña con la incertidumbre sobre si habrá una deserción masiva en las mesas electorales el domingo, los ecuatorianos residentes en Catalunya acudieron ayer en masa a votar en las presidenciales de su país en un recinto de la Fira de Barcelona aireado y manteniendo las distancias de seguridad.
En Barcelona, votaron en el Pabellón Textil de la Fira de Barcelona, que se mantuvo toda la jornada con las puertas abiertas y con unas colas tan largas que se extendieron casi desde la fuente mágica hasta las torres venecianas. “Estaba todo muy bien organizado pero por la mañana sí que se ha acumulado bastante gente”, comentaba Winter Valencia que, plantado en el paseo de Maria Cristina, indicaba a sus compatriotas dónde estaba el pabellón para votar.
Muchos de los 44.000 ecuatorianos que estaban convocados por el Consulado también están citados el próximo domingo para votar en las elecciones catalanas del 14-F. La diferencia principal es que las autoridades ecuatorianas pidieron a los contagiados o personas con síntomas que se quedaran en casa y, como el voto es obligatorio, aportaran un informe médico para justifica su ausencia. En caso de no hacerlo se enfrentan a una multa de 40 dólares. Los miembros de las mesas electorales llevaban mascarilla, así como todos los electores, pero no hubo ni rastro de EPI (Equipos de Protección Individual) con los que se dotará a los presidentes y vocales de las mesas para la última franja de votación pensada para los contagiados de covid. Ayer se entraba al pabellón de forma separada, hombres por un lado y mujeres por otro, y una salida distinta que mejoraba el flujo y evitaba taponamientos junto con unas máquinas que hacían el recuento del aforo. “Esta vez el espacio era más grande y no estábamos tan apretados como en las elecciones anteriores”, comenta César Augusto Guamán, que lleva 20 años en Barcelona junto a su mujer Dolores. Dolores expresaba con claridad que no le tenía “ningún miedo al virus ni a ir a votar”.
“Cuando llegas a tu mesa te ponen gel y tú mismo colocas la papeleta. Ha ido todo muy bien”, apuntaban Víctor y María. Los miembros de las mesas también aguardaron con tranquilidad. Carlos y Vivian aplaudían el dispositivo desde la mesa a la que se presentaron voluntarios. La mujer acudió a primera hora de la mañana al pabellón para preguntar si hacía falta gente en las mesas y ya se quedó, y Carlos fue requerido en el consulado sobre si quería ser miembro de mesa– se podía negar– y aceptó con gusto. “Lo hago como un deber ciudadano”, comentaba. “He ido a votar muy tranquilo. Y el domingo también iré pero no me gusta que puedan votar los contagiados y que los pobres de las mesas tengan que llevar EPI”, agregó Enrique Chiriboga.
Se registraron largas colas por la mañana, pero el amplio recinto evitó aglomeraciones para ejercer el voto