Adiós a un gran estratega
George Schulz, el estratega clave de los acuerdos que condujeron al final de la guerra fría, falleció este sábado a los 100 años en su casa en el campus de la Universidad de Stanford. La noticia fue anunciada ayer por el instituto Hoover, donde dio clases y contribuyó durante años con sus análisis sobre relaciones internacionales, muy críticos en los últimos con el rumbo de su país. Economista de formación, Schultz dejó de dar clases en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en 1955 para trabajar en el consejo de Asesores Económicos del presidente Dwight Eisenhower. Luego fue nombrado secretario de Trabajo y del Tesoro por Richard Nixon, cuyo gobierno abandonó meses antes de que dimitiera. En 1982 fue nombrado secretario de Estado por Ronald Reagan, con quien trabajó seis años. Tuvieron sonados desencuentros en sus intentos de frenar la vehemente naturaleza del presidente. Cuando tomó las riendas del Departamento de Estado, EE.UU. y la Unión Soviética llevaban años sin hablar. Schultz consagró su trabajo a mejorar las relaciones entre los dos países, lo que le enfrentó con el entorno del presidente. Hasta tres veces amenazó con dimitir. Schulz fue el impulsor del primer tratado entre las dos potencias para reducir el tamaño de los arsenales nucleares terrestres de la URSS, un acuerdo firmado en 1987 que allanó el camino a los sucesivos pactos para dar marcha atrás a la carrera armamentística. Schultz fue uno de los pocos miembros del equipo de Reagan que, en contra del criterio de la CIA y el Capitolio, identificó a Mijaíl Gorbachov como un líder diferente con el que dar un nuevo rumbo a sus relaciones. En cambio, no pudo frenar las operaciones encubiertas del Gobierno estadounidense en América Latina que condujeron al escándalo del Irangate, del que él salió indemne. En los últimos años, Schultz se interesó especialmente por los retos estratégicos que plantea el cambio climático.