La Vanguardia

La creación de vivienda alienta la repoblació­n de pueblos pequeños

El 55% de los municipios de menos de 1.000 habitantes ha crecido en los últimos 20 años

- ROSA M. BOSCH

“Cuando abrimos la escuela, en el 2008, teníamos 27 alumnos, este curso ya son 123”, comenta la directora del centro educativo de Maspujols, Antonieta Ciuret. El aumento de estudiante­s evidencia el auge de esta localidad del Baix Camp, a menos de diez kilómetros de Reus, que en los últimos 20 años ha incrementa­do el número de empadronad­os en un 85% hasta llegar a los actuales 861. Maspujols forma parte del grupo de municipios de menos de 1.000 vecinos que ha evitado caer en una espiral de despoblaci­ón, la tendencia en la que se ven atrapados pueblos más pequeños y alejados de las ciudades.

Las 486 localidade­s de Catalunta ya con un máximo de mil residentes albergan solo el 2,47% del total de habitantes. El éxodo azota especialme­nte a los de menor tamaño, tal como subraya Mireia Farré, responsabl­e del área de Población y Territorio del Institut d’estadístic­a de Catalunya (Idescat). “Desde el año 2000, la gran mayoría de los municipios de 500 a 1.000 vecinos, el 71%, han crecido, pero solo lo han conseguido el 47,5% de los de menos de 500”, apunta Farré. Si dirigimos la mirada hacia los 35 ayuntamien­tos que no llegan a los 100 empadronad­os constatamo­s que solo una minoría, en concreto nueve, sigue una línea ascendente, mientras que casi el 66% retrocede. Tomando como referencia todos los pueblos (486) de hasta 1.000 residentes, el resultado es que cerca del 55% han protagoniz­ado una tendencia al alza.

“La proximidad a núcleos urbanos grandes y medianos favorece la expansión”, añade Farré. Este es el caso de Maspujols o de Renau, a 18 kilómetros de Tarragona, que durante el periodo analizado ha pasado de 61 a 163 habitantes.

A mayor dimensión, tal como reflejan las estadístic­as del Idescat, no hay regresión o es mínima. Así, en el ámbito de los núcleos con una población de entre 2.001 y 5.000 personas solo decrecen el 9,1% y en los de más de 5.000, el 1,4%.

El desarrollo de Maspujols ha sido progresivo desde el año 2000. ¿Las claves? Poner en el mercado vivienda, y a un precio más asequible que en las ciudades; la calidad de vida que confiere un entorno rural y tener fibra óptica. La escuela es asimismo un poderoso reclamo.

El alcalde, Jose Rodríguez, cuenta que a partir del 2005 se empezaron a construir nuevas casas en las afueras hasta ampliar la oferen 120 más, además de rehabilita­rse algunas del centro. Y una cosa propició la otra. La llegada de familias con niños motivó la reapertura del colegio, aunque de momento en barracones.

Carmina Parrilla ha sido testigo de la evolución de Maspujols desde 1983, cuando inauguró su farmacia. “En esa época los jóvenes se marchaban, pero esa generación ha regresado años después”, dice.

El caso de Maspujols puede extrapolar­se a otras localidade­s similares. El alcalde recurre al libro Maspujols (Cossetània Edicions), de M. Mercè Domènech y Carmina Llaurador, para recordar los vaivenes demográfic­os de este municipio, que en el pasado alcanzó su punto más álgido hacia 1830,

EN EL BAIX CAMP Maspujols tiene un 85% más de vecinos; escuela, ubicación y oferta residencia­l, las claves

MIREIA FARRÉ, IDESCAT “La proximidad a núcleos urbanos grandes y medianos favorece la expansión”

con 725 vecinos, pero que en el siglo XX se sumió en un declive tocando fondo en los 80 al descender hasta los 375. La crisis de la agricultur­a empujó a las generacion­es de esa época a marchar fuera para ganarse el sustento en el sector servicios y en la industria.

Ahora, se pueden contar con los dedos de una mano los que viven exclusivam­ente del campo, aunque el paisaje está trufado de olivos, avellanos y, en esta época del año, también de calçots. “Muchos tenemos nuestro pedacito de tierra como hobby pero dependemos de otras actividade­s, la gente trabaja en Reus y Tarragona, principalm­ente, y por la tarde regresa a casa, aquí tienen más calidad de vida”, apunta el alcalde, de 33 años y profesor en Cambrils.

Los nuevos residentes han rejuveneci­do el pueblo. Así, cerca del 19% de la población tiene menos de 14 años; el 66,9%, de 15 a 64, y el 14,6%, más de 65, según datos del Idescat del 2019. La media catalana en cada caso es del 15,3%, el 65,9% y el 18,9%.

“Disponemos de suelo urbano en el que se podrían construir hasta 60 casas, el objetivo es disponer de vivienda para cuando los chicos sean mayores y puedan también establecer­se en Maspujols. Otro reto es empezar las obras de la escuela, ahora sigue en barracones, prevemos que esté en marcha en el año 2023. Con la fibra óptica ya hicimos los deberes, la tenemos desde antes de la covid”, concreta el primer edil.

Para su homólogo de Talamanca (Bages), Josep Tarín, fue determinan­te la reapertura de la escuela de la vecina Mura para alentar la llegada de familias, lo que ha supuesto duplicar el número de empadronad­os superando ahora los 200. También para rejuvenece­r esta localidad, junto al parque natural de Sant Llorenç del Munt i l’obac, que ha triplicado su población infantil. El colegio de Mura tuvo que cerrar en 1979 por falta de alumnos y reabrió en el 2000. Como ha sucedido en Maspujols, Talamanca ha ampliado su oferta residencia­l: hasta el 2019 había finalizado un mínimo de 24 viviendas, según el Idescat.

En Renau, en el Tarragonès, donde el Ayuntamien­to contabiliz­a 163 empadronad­os frente a los 61 del 2000, no cuentan con escuela. Cada día los alumnos de primaria y secundaria esperan delante del edificio consistori­al el bus que los llevará a los colegios de La Secuita o de Els Pallaresos. A las cinco de la tarde, cuando regresan, las calles de Renau recobran la vida. Durante el día reina la más absoluta tranquilid­ad. En tiempos de covid los dos restaurant­es y el café están cerrados, al menos hasta la semana pasada.

El alcalde, Manuel Jaume Sales, es uno de los nuevos vecinos. La familia decidió dejar Tarragona en busca de más calidad de vida. “Queríamos criar a nuestros dos hijos en un pueblo para que tuvieran la libertad de salir a jugar a la calle, como hice yo cuando era pequeño, en Santa Bàrbara, en el Montsià. Hemos tenido que renunciar a servicios, pero lo que buscábamos era un entorno natural y encontramo­s una casa aquí”, detalla Sales junto a la concejal Alba Urpí, que también se trasladó a Renau desde la cercana Vilavella, hace dos años. Sales trabaja en la Universita­t Laboral de Tarragona y Urpí, en la petroquími­ca.

Este rincón del Tarragonès, a pocos kilómetros de la estación del AVE, ha acabado durante el periodo analizado una veintena de casas y dispone de suelo urbano para proseguir con la expansión residencia­l en las afueras, además de estar en marcha varios proyectos de rehabilita­ción en el núcleo histórico. Igual que en Maspujols, lo que antaño eran campos agrícolas albergan ahora chalets y casas adosadas. “Casi cada semana viene gente al ayuntamien­to interesánd­ose por establecer­se aquí, sobre todo tras declararse la pandemia de la covid”, añade Sales. El porcentaje de menores de 14 años supera el 22%, cinco puntos más que la media de Catalunya.

Cabe precisar que en Renau, así como en otras localidade­s, el número de empadronad­os no coincide necesariam­ente con las personas que residen todo el año allí. Algunos van y vienen, los de más edad se han trasladado a la ciudad y algunos fines de semana y en vacaciones vuelven. La situación es muy distinta en los destinos alejados de las ciudades, especialme­nte en comarcas de Tarragona y de Lleida. Las más castigadas son Les Garrigues, la Noguera, la Segarra, la Ribera d’ebre y la Terra Alta, entre otras. En la Conca de Barberà, Vallfogona de Riucorb es el pueblo de la franja de menos de 100 habitantes de Catalunya que ha sufrido un mayor retroceso: en 20 años ha pasado de 164 a 77 vecinos. En la época del famoso rector de Vallfogona, en 1626, registraba 410.

Joaquín Recaño, profesor de Geografía Humana de la UAB y autor del estudio La sostenibil­itat demogràfic­a de l’espanya buida, destaca por eso que el despoblami­ento que protagoniz­an algunas zonas de Catalunya nada tiene que ver con la dimensión de las pérdidas en diferentes provincias de España, como Teruel, sin ir más lejos. Sin buenas conexiones, sin una ciudad cerca, con un paisaje de película no basta.

EN RENAU El 22% de los vecinos tiene menos de 14 años, cinco puntos más que la media de Catalunya

EN LA CONCA DE BARBERÀ Vallfogona de Riucorb es el pueblo de menos de 100 habitantes que pierde más población

 ?? XAVI JURIO ?? Más niños. La llegada de familias jóvenes propició la reapertura de la escuela de Maspujols en el año 2008
XAVI JURIO Más niños. La llegada de familias jóvenes propició la reapertura de la escuela de Maspujols en el año 2008
 ?? XAVI JURIO ?? A las cinco de la tarde, los escolares regresan en bus a casa, en la pequeña localidad de Renau
XAVI JURIO A las cinco de la tarde, los escolares regresan en bus a casa, en la pequeña localidad de Renau
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