El bitcoin y el dinero fácil
Elon Musk lo ha vuelto a hacer. Su última genialidad ha sido anunciar la compra de 1.500 millones de dólares en bitcoins por parte de su empresa Tesla y que comenzará a aceptar esta criptomoneda como forma de pago. La noticia disparó la cotización de este valor en más de un 12% y se espera que en los próximos días crezca aún más. La ambición y el carácter iconoclasta del empresario es bien conocida por sus diferentes iniciativas: coches eléctricos (Tesla), viajes aeroespaciales (Spacex), conexión del cerebro humano con computadoras (Neuralink) o el proyecto de un tren en tubos al vacío. Sus extravagancias no le van nada mal porque este pasado mes se convirtió en el hombre más rico del mundo superando a Jeff Bezos, el fundador de Amazon. Por tanto es un hombre seguido y admirado en muchos lugares del globo, y su acción de ayer va a generar, sin duda, un gran impacto en la evolución de los bitcoins.
El mundo bursátil tradicional mira con escepticismo esta criptodivisa porque a diferencia de otros activos, como bonos o acciones, no ofrece un rendimiento claro. Es volátil y no está regulado. Pero la verdad es que en este año de pandemia está logrando importantes revalorizaciones frente al escaso rendimiento de los depósitos bancarios tradicionales.
Las criptodivisas se están convirtiendo en una buena opción para muchos ciudadanos que ven como se multiplican sus inversiones de forma fácil, especialmente entre los más jóvenes. Diversos estudios indican que muchos de los titulares de bitcoins son milenials que se acercan a esta criptomoneda desde su experiencia vital de nativos digitales. Y aquí radica parte del problema: jóvenes con ingresos justos que ven como sin ningún esfuerzo pueden ganar más dinero en el mundo mágico de los bitcoins que en el real donde deben soportar salarios bajos e inestabilidad laboral. Ciertamente existe el riesgo de perderlo todo pero su buen comportamiento durante este último año ha disparado su uso. Está por ver si el bitcoin ha venido ya para quedarse, pero lo que está claro es que no es un buen aliado para el fomento de la tradicional cultura del esfuerzo. Muchos jóvenes han aprendido a enriquecerse de forma demasiado fácil.