Paco Sanz
Timador confeso
Paco Sanz, el hombre de los 2.000 tumores, estafó a miles de personas simulando una enfermedad terminal. Lo confesó él mismo ayer en el primer día de juicio a cambio de que la Fiscalía rebajara la petición de pena a dos años de cárcel, y no seis.
Paco Sanz no tiene el perfil del francés Jeanclaude Romand o del catalán Enric Marco; dos grandes estafadores que merecieron la atención de Emmanuel Carrère y Javier Cercas en dos fabulosas obras, El adversario y El impostor, y cuyas vidas han acabado en tragedia. Pero el valenciano, que ayer aceptó una condena de dos años de prisión para evitar el juicio y una amenaza de seis años de cárcel, se les parece en una cierta capacidad para elaborar de forma creativa una gran mentira que ha durado años. Un relato con el que logró engañar a miles de personas, entre ellas a personajes famosos de la televisión, el cine y las redes sociales. En sentido clásico, Paco Sanz ha sido, ante todo, un gran timador, que logró recaudar casi 300.000 euros hurgando en el corazón, en la caridad, de las personas.
Paco Sanz (1970) era aficionado a las armas y al tiro olímpico alentado por su padre, que fue presidente de la federación valenciana durante años. Tuvo una armería y posteriormente obtuvo un puesto de trabajo como vigilante de seguridad. Fue entonces cuando se le diagnosticó síndrome de Cowden en el 2008; una enfermedad rara que genera muchos tumores benignos y que le estaba siendo bien tratada en el hospital La Fe de València; sin consecuencias destacables para su salud.
Fue entonces cuando comenzó a aparecer en programas de televisión donde se abordaban patologías extrañas. Al ver la atención que merecía su caso, decidió explotarlo de la manera más perversa. Primero, exagerando los síntomas para, posteriormente, montar la gran mentira: fingió que le quedaban pocos meses de vida, que se moría, y que la única solución para su enfermedad dependía de una intervención en EE.UU. que costaba centenares de miles de dólares. La mentira fue también trabajada en las redes sociales, terreno abonado para las fake news; en las que divulgaba vínes deos alertando de su padecimiento, de la presunta gravedad de su salud y del poco tiempo que iba a vivir si no era atendido por expertos estadounidenses.
La historia parecía real, con esos vídeos en los que Paco Sanz parecía estar al borde de la muerte mostrándose cual moribundo al final de sus días. Fue objeto entonces de una atención prioritaria por parte de los espacios más sensacionalistas de la televisión; y logró su siguiente objetivo: sacar provecho económico. Abrió una cuenta corriente para aceptar donativos, convocó a sus seguidores a entrar en su página web y formalizar estas donaciones, logró que se montaran galas benéficas en su nombre e incluso fundaciode importantes empresas españolas como Seur no dudaron en apoyar a un hombre que había logrado sacudir las conciencias de más de 8.000 incautos, como así lo explica en su calificación el fiscal del caso.
Fue tan buena su mentira que llegó a engañar a famosos del cine y la televisión como el humorista José Mota, el presentador Jorge Javier Vázquez, el ex director general de Juventud de la Comunidad de Madrid y exjugador de
Era una mentira bien elaborada, con la que logró engañar incluso a personajes famosos del cine y la televisión
waterpolo Pedro García Aguado, conocido por el programa televisivo Hermano mayor, los actores Santi Rodríguez, Nacho Guerreros y David Muro, así como el chef Pedro Roca, entre otros.
El periodista y escritor Alejandro Ruiz preparaba un libro sobre el caso Paco Sanz, y comenzó a sospechar del valenciano. Lo denunció a la policía, que inició una investigación que concluyó en el 2017 con su detención en València acusado de estafa continuada. También fue acusada la que fue durante mucho tiempo su pareja, acusada de haber colaborado estrechamente en montar la gran mentira. Y su madre, que dio cobertura a la estafa.
El caso Paco Sanz cambiaba de rumbo, y de ser un personaje querido por miles de almas caritativas comenzó a ser un tipo rechazado socialmente. El conocido como el hombre de los 2.000 tumores se descubría como los personajes de las novelas de Carrère y Cercas, como un estafador creativo que logró hacer de la mentira una forma de vida burlándose de aquellos que le creyeron. Pero al igual que Jeanclaude Romand y Enric Marco, al final Paco Sanz ha convertido su vida en una tragedia, víctima de su propia mentira.