Juvenal Moïse
Presidente de Haití
El presidente de Haití, Juvenal Moïse, que gobierna por decreto desde hace un año, se aferra al poder. El empresario bananero ha ordenado la detención de un juez, una inspectora de policía y otras 21 personas, acusándolas de tramar un golpe. /
El presidente de Haití, Juvenal Moïse, que gobierna por decreto desde hace un año, se resiste a dejar el cargo como le exige la oposición, toda vez que acaba de recibir el respaldo de Washington. El sábado ordenaba detener a un juez del Tribunal de Casación, una inspectora de la policía y otras 21 personas, acusándolas de intentar un golpe Estado. El mencionado juez,
Ivickel Dabrésil, estaba dispuesto a ocupar la presidencia de modo transitorio. La oposición sostiene que a Moïse se le acababa su estancia en el cargo justo el domingo y, a pesar de la redada policial, respondió ayer con otro desafío, nombrando presidente a otro juez del mismo tribunal, Joseph Mécène Jean-louis.
Las elecciones que llevaron al poder a Möise, un empresario bananero que es hijo político del expresidente derechista Michel Martelly, fueron tan controvertidas que se acabaron repitiendo al cabo de un año. De ahí las interpretaciones discrepantes sobre cuándo le toca retirarse. Moïse pretende llegar al 7 de febrero del 2022 y mientras tanto, cambiar la Constitución de modo que se amplíen los poderes presidenciales aún más. El Parlamento está cerrado desde mediados de enero del 2020.
El sábado pasado, según publica Le Nouvelliste, el presidente de la comisión de Exteriores del Congreso de EE.UU., Gregory Meeks, enviaba una carta firmada por otros seis representantes demócratas –entre ellos Ilhan Omar– al jefe del Departamento de Estado, Antony Blinken, pidiendo que se le retirara el apoyo al presidente haitiano. Sin embargo, la Administración Biden ya había dado su visto bueno a un año más de Juvenal Moïse.
Las organizaciones cívicas y derechos humanos de Haití han deplorado la postura de Washington, así como la de la misión de las Naciones Unidas, a pesar de que el país lleva más de tres años sumido en uno de los peores ciclos de violencia. Las protestas por la corrupción –en particular por los 4.000 millones de dólares del programa Petrocaribe que se evaporaron, escándalo acompañado por un alza en el precio de los combustibles– han sido contestadas por una represión generalizada que se ejerce de forma paralela al poder policial, en lo que algunos califican de macoutización o deriva duvalierista del sistema, en alusión a los Tonton macoute, los matones del régimen de Papa Doc Duvalier. El caso más notorio –pero no el único– fue la matanza de 71 personas en el arrabal de La Saline, en Puerto Príncipe, en noviembre del 2018. Washington ha congelado los haberes en EE.UU. de tres de los implicados.