Dos abogados acostumbrados a las polémicas
A diferencia de lo ocurrido en su primer impeachment, Donald Trump ya no cuenta con los letrados de la Casa Blanca ni juristas de renombre como Alan Dershowitz para defenderle. Tras la dimisión de los cinco abogados de su equipo legal inicial, supuestamente por negarse a incluir las infundadas denuncias de fraude electoral en su defensa, la semana pasada tomaron el control dos juristas acostumbrados a las polémicas, David Schoen y Bruce Castor. Schoen,
de 62 años, es un conocido comentarista televisivo sin miedo a asumir clientes poco populares. Al inicio de su carrera llevó numerosos casos de defensa de los derechos civiles. También ganó un caso en favor del derecho del Ku Klux Klan a manifestarse con capuchas. Él mismo bromea sobre el elegante el perfil de muchos de sus clientes: mafiosos, violadores, asesinos... También demandó a la editorial de un libro de Jimmy Carter que advertía sobre el apartheid de los palestinos, representó al lobbista Roger Stone, estrecho aliado de Trump, y estuvo a punto de asumir la defensa de Jeffrey Epstein. Castor, por su parte, es un carismático exfiscal de Pensilvania, reconocible por sus botas de vaquero y recordado sobre todo por su negativa a presentar cargos contra el actor Bill Cosby en el 2005 cuando fue denunciado por abusos. Luego se ha especializado en defender a personas “falsamente acusadas” de casos de agresiones sexuales.