La Vanguardia

Netanyahu se declara al juez inocente de corrupción

El premier israelí, en el banquillo en vísperas de elecciones

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

Verse obligado a sentarse en el banquillo de los acusados a seis semanas de unas elecciones acabaría con la carrera política de cualquiera. Pero Beniamin Netanyahu es perro viejo y aún confía en poder sacar algún otro conejo de la chistera para mantenerse en el poder.

El primer ministro israelí acudió ayer a un juzgado de Jerusalén, citado por presunta corrupción. Netanyahu, que hablaba por primera vez ante los magistrado­s, se limitó a declararse inocente de todos los cargos y remitirse al escrito aportado por sus abogados.

El jefe del Likud había pedido a sus partidario­s que no se acercaran, por la pandemia. Aun así, la fiscal Liat ben Ari tuvo que acudir ayer protegida por un dispositiv­o de seguridad, tras recibir amenazas.

Pese al afán de brevedad, Netanyahu no se resistió a la tentación de subirse a un podio en los pasillos del tribunal. “Esto es una caza de brujas de la izquierda contra mí”, proclamó. Su defensa aduce, además, que su procesamie­nto es “ilegal” porque el fiscal general no habría dado su consentimi­ento “por escrito”.

Los que sí que se congregaro­n frente al juzgado fueron sus detractore­s, que llevan meses manifestán­dose para que dimita y rinda cuentas. Algo que hasta ahora ha conseguido evitar, tras ganar por la mínima las elecciones de hace un año y cerrar un acuerdo con quien había prometido desbancarl­o, el exjefe del Estado Mayor, Benny Gantz. La pandemia ha hecho el resto.

Netanyahu despachó la vista en pocos minutos, pero la oposición cree que el país lleva en realidad más de un año secuestrad­o por sus apuros legales y tácticas dilatorias, con la pandemia como oportuna aliada.

El caso es que Israel deberá volver a las urnas a finales de marzo –por cuarta vez en menos de dos años– y sus vistas judiciales podrían puntuar la campaña.

El primer ministro más incombusti­ble de la historia de Israel se enfrenta a tres causas. La más leve tiene que ver con la aceptación por parte de su familia de regalos valorados en más de 175.000 euros, desde joyas a cajas de buenos puros y mejor champán.

La acusación más grave es la de soborno a un magnate de la comunicaci­ón a fin de obtener una cobertura favorable en su portal de noticias, Walla, el más leído de Israel. En otro caso, habría ofrecido a un diario, a cambio de reducir su hostilidad, una reducción del tiraje del diario gratuito de Miriam y Sheldon Adelson.

Un primer ministro en ejercicio en el banquillo es un hecho con pocos precedente­s en el mundo. Para algunos, es una prueba de la fortaleza de la democracia israelí. Para otros, un lamentable fin de época.

Ni unos ni otros dan por acabado a Netanyahu, que no pierde reflejos a sus 71 años. “Es antisemiti­smo”, sentenciab­a nada más saberse que el Tribunal de La Haya se declaraba competente para investigar presuntos crímenes de guerra en la Palestina ocupada.

La comparecen­cia ante el juez del primer ministro en ejercicio exhibe la fuerza de la democracia israelí

 ?? MENAHEM KAHANA / EFE ?? Netanyahu y el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ayer en Jerusalén
MENAHEM KAHANA / EFE Netanyahu y el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ayer en Jerusalén

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