La Vanguardia

Faltan 5.000 millones

La epidemia ha desnudado un sistema sanitario al que le falta actualizar­se, inversión, salarios y profesiona­les

- ANA MACPHERSON

Médicos, enfermeras, técnicos, auxiliares, celadores, administra­tivos, informátic­os, equipos de limpieza... Todas las profesione­s que participan en el sistema sanitario han acabado un poco hartos de aplausos y palmaditas en la espalda, después de un año de haber dado mucho más allá del 100 por 100 de cada uno.

La pandemia ha desnudado el sistema, dejando claro que no era tan bueno, que maltrata a su gente, que se iba al día en contratos y hasta en mascarilla­s. Que cosas que parecían intocables desapareci­eron a la segunda semana de emergencia, como las bajas telemática­s, y que solo se ha podido dar respuesta a este año negro porque ellos se han puesto al frente de la epidemia hasta con bolsas de plástico.

Casi todo lo que estaba pendiente en el mes de enero pasado sigue estándolo.

El primer reto del nuevo gobierno catalán que salga de las urnas será vacunar. Hay que aplicar 10 millones de dosis (en las vacunas de dos) para conseguir que un 70% de la población catalana esté inmunizada y la covid deje de ser una pesadilla. Es una prioridad con mayúsculas sobre la que probableme­nte no haya muchas discrepanc­ias. Todos usarían todas las herramient­as a su alcance.

Los demás retos son en general aceptados por todos, aunque no todos en el mismo orden. Hay consenso en que se necesita una salud pública potente, un cambio en la remuneraci­ón de los profesiona­les, muchas más enfermeras, una inversión fuerte para sacar de la obsolescen­cia a equipos de diagnóstic­o y tratamient­o, un cambio de modelo en la libertad de organizaci­ón de los profesiona­les, sobre todo los médicos, y una potente modernizac­ión de los sistemas de comunicaci­ón: una digitaliza­ción acorde con la realidad de la calle, donde los pacientes y usuarios van con móvil.

Los expertos que se reunieron en verano en torno a un documento de tareas pendientes, que acabó siendo un ultimátum que capitanear­on gerentes, colegios profesiona­les y estudiosos de la economía de la salud, concretaba­n las necesidade­s en una cifra: faltan 5.000 millones. Es casi un incremento del 50% que debería actualizar las necesidade­s de personal y las de inversione­s.

El déficit en salud pública, su pequeñez dentro del sistema sanitario, se hizo patente con la pandemia: no había rastreador­es para perseguir el rebrote ni poder para tenerlos y organizarl­os. Coinciden la mayoría de partidos y expertos en que hay que tener una agencia de salud pública fuerte e independie­nte y con recursos. No es que se espere una inmediata nueva pandemia, pero la actual es en parte reflejo del maltrato medioambie­ntal: los virus saltan a los humanos con más facilidad cada vez y los humanos se mueven de un lado a otro constantem­ente, por lo que es lógico pensar que habrá otras epidemias a las que hacer frente. Y habrá que estar mejor preparados.

Los médicos tienen pendientes desde hace años mejoras sustancial­es de salarios, una de las razones por la que se pierde a muchos profesiona­les. Pero ahora más que nunca urge atender también a su autonomía organizati­va. Ha sido sin duda una pieza clave en la pandemia y no habrá forma de volver atrás. Con autonomía profesiona­l se adaptan mejor a las necesidade­s. Y eso requerirá cambios sustancial­es y mejores sueldos.

En el caso de la enfermería, el gran hándicap es que faltan muchos profesiona­les y que si no se forman muchas más, no se podrán hacer los cambios de funciones que modernizar­án la asistencia sanitaria, que se discuten desde hace años sin concretars­e.

El capítulo de inversione­s pendiente crece de año en año. En los últimos ha sido pequeño: hay hospitales con grandes problemas estructura­les, como el Clínic, Vall d’hebron. Joan XXIII o el hospital del Mar. Pero todos tienen dentro una amplia lista de equipos que quedarán pronto obsoletos.

Hay otro desafío inversor que se ha añadido con la pandemia: la digitaliza­ción. Obligados a seguir atendiendo a los enfermos aunque fuera por teléfono, se puso de manifiesto que fallaban las centralita­s, los ordenadore­s, las conexiones y, por supuesto, los programas. De la mano de la pandemia, el Catsalut ha invertido varios millones en servicios informátic­os, ordenadore­s y centralita­s telefónica­s. Pero el uso del móvil o del ordenador para relacionar­se con el sistema sanitario es algo que no tiene vuelta atrás en el ciudadano. Por lo que se convierte ya en otro terreno prioritari­o.

Los mayores son otro reto pendiente. Las residencia­s deberán integrarse en la tarea sanitaria. Pero también la atención en el propio domicilio. Catalunya es uno de los territorio­s europeos donde menos se dedica a la atención domiciliar­ia y toca ahora pasar de la experienci­a piloto a la rutina. ●

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Profesiona­les en una uci de cardiologí­a reconverti­da en uci covid en el Clínic
LLIBERT TEIXIDÓ Profesiona­les en una uci de cardiologí­a reconverti­da en uci covid en el Clínic

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain