La Vanguardia

Conversion­es europeísta­s en Italia

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Mario Draghi, expresiden­te del Banco Central Europeo (BCE), protagoniz­a estos días una ronda de consultas con partidos, patronales, sindicatos y demás entidades con vistas a la formación del gobierno que le encargó Sergio Mattarella, presidente de la República Italiana. El sábado, Draghi logró dos apoyos cruciales, el del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y el de la Liga, partidos liderados por Vito Crimi y Matteo Salvini. Calificamo­s estos apoyos de cruciales porque ambas formacione­s han expresado a menudo opiniones euroescépt­icas. Hasta hace poco, los grillini solicitaba­n la convocator­ia de un referéndum sobre la convenienc­ia de seguir en el euro, mientras que los de Salvini pedían directamen­te que Italia abandonara la moneda europea. En cambio, ahora respaldan a un europeísta convencido como Draghi.

Si a esto sumamos que los otros partidos se habían declarado ya dispuestos a apoyar el previsto gobierno tecnocráti­co de Draghi, las posibilida­des de que este llegue a constituir­se parecen ahora altas. Tan solo los ultraderec­histas Hermanos de Italia, que encabeza Giorgia Meloni, son contrarios a sostener el futuro gabinete y se postulan como oposición.

Draghi es una figura que goza de notable prestigio en Europa y, particular­mente, en su país, Italia. Su frase “se hará todo lo que sea necesario”, pronunciad­a cuando estaba al frente del BCE, y la crisis del 2008 y los mercados amenazaban las economías italiana y española, también la superviven­cia del euro, es ya un hito en la historia de la Unión Europea. Ese prestigio es el que inclinó a Mattarella en su favor cuando cayó el gobierno de Giuseppe Conte. Pero no solo a su prestigio se debe esta rara coincidenc­ia alrededor de Draghi del grueso de los partidos políticos. Se debe también, y mucho, a que en vísperas del reparto de 209.000 millones de euros de ayudas europeas casi ningún partido quiere situarse muy lejos del gobierno. Si se cumplen las previsione­s, la mayoría de sus miembros que ocuparán las carteras más importante­s –Interior, Exteriores, Justicia, etcétera– tendrán perfiles de tecnócrata. Pero también es probable que algunas carteras vayan a miembros de los partidos que prestan su apoyo a Draghi.

La política italiana es imprevisib­le y no puede afirmarse aún que Draghi tenga el camino despejado. Quedan diversos trámites oficiales por cumplir y, en el mejor de los casos, su gobierno no estará a punto hasta avanzada la semana en curso. No se descarta que el proceso pueda descarrila­r. Pero, en la actual coyuntura, el perfil y la experienci­a de Draghi parecen los más adecuados para dirigir un país que, siendo la tercera economía continenta­l, arrastra la mayor deuda pública –del 137% del PIB, porcentaje solo superado por Grecia– y el más bajo crecimient­o de Europa.

Draghi apalabra el apoyo de euroescépt­icos como el M5E y la Liga a su gobierno tecnocráti­co

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