La Vanguardia

El Delta prepara una batalla contra el plan de protección

La hoja de ruta del ministerio para hacer frente a la subida del nivel del mar disgusta a sus siete municipios, regantes y ecologista­s

- ESTEVE GIRALT

La concreción del esperado plan para la protección de la costa del delta del Ebro, publicado hace solo seis días por el Ministerio para la Transición Ecológica, no para de sumar detractore­s en el territorio. El documento, de 648 páginas, aborda los efectos de la crisis climática y la subida del nivel del mar en la llanura deltaica. Un “plan de planes” a diez años vista, según fuentes del propio ministerio, que apenas concreta inversione­s (3,5 millones en estudios del transporte de sedimentos) y no detalla calendario.

La acción más esperada a corto plazo por el territorio, a la espera de poder hacer bajar los sedimentos atrapados en los embalses, río arriba, es la movilizaci­ón de arenas en el litoral para proteger las zonas más frágiles (Trabucador, Illa de Buda y playa de la Marquesa). El plan sí incluye esta actuación, pero sin concretar calendario ni inversione­s. Fuentes del ministerio aseguran que se detallará todo cuando el plan esté aprobado, en verano, y que será de calado, con el uso por primera vez en el Delta de dragas marítimas.

Sí que concreta el controvert­ido plan la propuesta para redefinir el Dominio Público Marítimo Terrestre (DPMT) en todo el frente litoral del Delta. El plan apuesta por la adquisició­n y “naturaliza­ción” de un máximo de 800 hectáreas (500 ha en la previsión más conservado­ra), la mayoría campos de arroz cercanos a la costa, con decenas de agricultor­es a los que se les pagará por la expropiaci­ón o se les ofrecerá una permuta por fincas cultivable­s.

El porqué de esta operación medioambie­ntal y urbanístic­a sin precedente­s en el Delta, la creación de las denominada­s zonas de “acomodació­n” con una amplitud de entre 300 y 500 metros entre la ribera de mar y las zonas arroceras litorales. Hasta un máximo de ocho millones de metros cuadrados que quedarían sin actividad humana, si se cumple el mayor retroceso, para contener los efectos de la crisis climática, con sus cada año más frecuentes y virulentos temporales, con el Gloria (2019) como máximo exponente o el reciente Filomena.

Para el territorio, casi en pleno, supondría una renuncia inaceptabl­e a la ya progresiva pérdida de tierra en el Delta. El ministerio asegura que es una “estrategia” con el objetivo de evitar la inundación de las zonas agrícolas situadas tierra adentro, como sucedió con el Gloria,

con el mar entrando en 3.000 ha de arrozales, y que así se quiere hacer perdurar la integridad de la plataforma deltaica en el tiempo.

La nueva delimitaci­ón del dominio público marítimo terrestre también afecta Riumar, en Deltebre (Baix Ebre), con una zona urbanizada seriamente amenazada por la subida del nivel del mar. El Ayuntamien­to asegura que 97 de las 300 propiedade­s del núcleo urbano se verían afectadas. “Es un escándalo; queremos un plan de protección, no un plan que expolie terrenos privados para que se los coma el mar”, denuncia Lluís Soler, alcalde de Deltebre, el municipio con más superficie afectada.

Los siete municipios deltaicos y los regantes, unidos en la Taula de Consens pel Delta junto a una treintena de entidades, preparan una feroz batalla. El primer paso, las alegacione­s, a presentar antes de dos meses. “El plan es solo de retroceso y retirada y tiene consecuenc­ias ambientale­s, pérdidas económicas para el sector del arroz y liquidaría la producción de acuicultur­a de las bahías del Fangar y los Alfacs”, alerta Xavier Curto, portavoz de la Taula de Consens.

La hoja de ruta tampoco ha gustado a la Plataforma en Defensa de l’ebre (PDE), el movimiento social de vocación ecologista que ha liderado la lucha contra el trasvase del río Ebro. “No es el plan que esperábamo­s, es insuficien­te y no concreta calendario ni presupuest­o”, dice Susana Abella, portavoz de la PDE. La entidad, que presentará alegacione­s, dice que “no es negociable aceptar que el mar se coma la tierra sin hacer nada, sin concretar medidas de protección”, añade Abella.

A pesar de las limitacion­es de la pandemia, en el Delta, acostumbra­do a manifestar­se con éxito para defender sus recursos naturales, se otean fuertes movilizaci­ones contra un plan impulsado en teoría para salvaguard­arlo. Fuentes del ministerio destacan que su plan, elaborado a partir de las aportacion­es en los últimos 20 años de “varias administra­ciones, universida­des y entidades territoria­les vinculadas al Delta”, no está cerrado y que se tendrán en cuenta las alegacione­s antes de aprobarlo.

La Generalita­t se reunió ayer con la Taula de Consens para ultimar una estrategia de oposición común y consensuar alegacione­s. El Govern “exige al Estado la creación de una comisión mixta para abordar el futuro del Delta”. Unió de Pagesos (UP), que ha liderado tractorada­s tras el Gloria y el Filomena, batallará también contra un plan que parece tener la virtud de sumar actores en contra. “Es indignante, quieren expropiar todo el perímetro del Delta y después no hacer nada, dejar barra libre al mar”, dice el arrocero Dani Forcadell, portavoz de UP.

Hasta 800 hectáreas de terreno, la mayoría arrozales, pasarían a ser dominio público

LA CRISIS CLIMÁTICA NO ESPERA Sin aún un calendario ni un presupuest­o, en el territorio crece la sensación de abandono

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LA VANGUARDIA
DERROTA O ESTRATEGIA
FUENTE: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o LA VANGUARDIA DERROTA O ESTRATEGIA
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QUIM VALLÈS / ACN El plan prevé desmontar este restaurant­e de la playa de la Marquesa
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LA VANGUARDIA FUENTE: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o

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